El grupo se llama: “Los Frankestein” y lo que intentamos hacer es la gran Mary Shelley. El tema en esa ocasión era escribir un prospecto para una mágica: “Pomada china”. Llegó Dante con seis frascos de pomada china para literalmente encremarnos. Lo cierto es que cuando intenté escribir una historia me di cuenta que los vellos de mis manos y brazos habían crecido exponencialmente. Entiendo que luego de esa experiencia me hice escritor. Mejor es escribir las aventuras antes que vivirlas.

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