«¿Dejar plasmados tus sentimientos en un papel? es absurdo..» dijo mientras las sombras de besos olvidados caían como pétalos desgastados. Sonreí. Y continué mi camino, llenando vacíos con amores baratos.

«¿Lo escribiste tú?» observó atónita un puñado de letras mentirosas, mientras el destello de silencios oportunos divisaba presagios por demás volátiles. Sonreí. Y mis pasos anclaron allí, donde las palabras no regresan, allí donde solía sentarme a escribir.

Volví al taller y borré las letras..

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