Despierto tras un fuerte ruido, me esfuerzo por abrir los ojos pero el polvo lo impide. Me duele el cuerpo y el olor a tierra húmeda se impregna en mi nariz. Intento moverme pero es imposible, mientras, las fobias calan hondo y la desesperación hace estragos. Mis gritos y los golpes contra la madera son en vano. Se oyen carcajadas desde afuera y de pronto el murmullo cesa, solo perdura mi jadeo acelerado. Creo que después de esto no habrá más apuestas, solo espero que el aire se termine pronto-



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