El tiempo no decidió el final.
Estiraron de su piel y la rasgaron
en pedazos de lluvia.
Y no pudo, no quiso caer,
solo dejo de respirar.
Más allá del horizonte,
el prohibido destello del dorado,
el insondable murmullo del futuro
abiertas las manos al abismo.
Y ella, en el suelo,
recogiendo pedazos del injusto pasado…
Y escucha y calla y queda
porque no puede andar.
Y escucha y calla y empieza
el inquietante vuelo de lo nuevo.
Y se mira sentada entre la gente,
perdida entre la multitud.
Y muere y nace cada día
Por lo que dejo atrás…
Y crece y mengua por momentos
Y se deja morir…
El tiempo no decidió el final,
todo continuó,
le robaron las notas y
renació en arte.
Le robaron pasado
y renació en futuro.
En sus manos de nieve
reposan antiguas astillas
y si las miras bien,
!están creciendo flores!
El tiempo no decidió el final,
Dejó abierta la puerta de la vida.
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