Hay horas del día en que la melancolía

es irrefrenable.

El el baldío infinito la luz se desvanece, vulnerable;

tal vez busca la ecuación del sosiego.

Estremece el borde del todo y la nada por donde se transitó

la llanura de escarpados abismos, imposibles de domesticar.

La sed inacabable de la gramática sustancial se desborda,

se desmadra en incertidumbres y vigilias;

es una desazón que hace tiritar los huesos.

Se acalambran hasta las palabras.

Es, entonces, cuando siento

la existencia atravesada en un puñado de letras.

El silencio inquieto acecha, las culebras de los desvelos

que aprietan las venas;

y…ese latir de redoblante en cada sien se niega a la mudez.

Quiero un pedazo de noche para abrochar los ojos;

que caigan trozos de infinito para comulgar una partícula

que calme este exceso de absurdos.

No hay tregua en esto de peregrinar la sepultura de cruces y expiaciones;

nadie es marginal de la realidad.

No hay coordenadas para evitar lo infame;

ir hacia lo sublime;

búsqueda irrenunciable para sostener el equilibrio

que redima el sangrar la vida cada día y no sucumbir.

Insolente pretensión.

Debo ser un instante de la vigilia eterna o

la sombra de alguien que no puede soñar.

Pitty Cerutti

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS