solo fue un sueño.
Soñé que un gran perro
pasó por mi calle
con ojos feroces,
con largos colmillos,
observaba mi casa,
quería entrar
y yo esperaba
abierta mi puerta,
nerviosa, asustada.
la fiera miraba,
yo deseaba,
abría mas puertas,
abría ventanas,
pero ella no entraba
y yo no salía.
Pasaban las horas
y nada ocurría.
Hablé suavemente:
¨Ven, ven a mi casa.
Detrás de tu ojos,
detrás de tus dientes
yo veo tu alma
herida y manchada.
Ven, entra en mi casa
que quiero quererte.
Ven, perro fiel, ven a mi casa.
La fiera no entra,
camina, se marcha…
Yo me quedo algo triste
pero también aliviada,
tan terrible era su mirada.
Después, muy despacio,
mirando el vacío
que el imponente ha dejado,
cierro puertas y ventanas.
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