El indeciso vuelo de la libélula

El indeciso vuelo de la libélula

Pepe Diaz Sierra

12/09/2019

EL INDECISO VUELO DE LA LIBÉLULA

J.L. Díaz Sierra

2019

CORAZÓN

Este corazón que tengo y que es tan mío, anda sobresaltado por las sensaciones que mi cuerpo le transmite, parecería que no rigiera cuando se que está al final de todo, es astuto y silencioso comandando mi vida, tanto me angustia como me sumerge en el mas puro encantamiento, tanto me da el ritmo vital como me lo acompasa hasta parecer quitármelo.

Es sólo una víscera, pero es la mas visceral, la mas fiel servidora de la mente, sin que ella le diga, él lo intuye, sin apenas sentirlo, él ya está en camino, tanto que a veces se adelanta a cualquier razonamiento, entonces, es cuando mas lo quiero, corazón desbocado que hace correr frenética a todas mis células por el campo a través de lo sensitivo, ascendiendo lomas y descendiendo a los valles mas umbríos, corazón loco que loco me vuelve entero, corazón que pone alas a mi cuerpo y antenas a mi mente.

Hoy te llevo a través de la niebla, para que sientas sobre ti las gotas frías de la mañana, aunque mi enorme calor esté cerca de ti, hoy apretaré con fuerza tu mano para que sientas que dentro de mi no hay brumas ni gélidos rocíos, para que veas que mi amanecer es claro y que el sol templa las llanuras por donde tu paseas indolente.

CRUZADO

Cada día, bien temprano, entro en el bosque de mis sentimientos para contarlo, tomo asiento bajo una enorme haya y me dispongo a describirte como es hoy el rumor del aire entre sus ojas.

Allí sentado creo ser otro y la materia que me compone gana en nobleza, otros son mis ojos encandilados por los haces de luz que desde el techo verde me llegan, otro mi corazón que vuela entre los silencios ruidosos de esta arboleda, otras mis manos que como alas hacen revuelo entre los hilos de luz que me llegan.

Si dudo, zozobro, si quedo pensativo, me acosan los malos sueños que son muchos y me tienen cercado sin pan ni agua, como cruzado ante el turco, feneciendo.

Pero muerto o en forma de mariposa con colores argénteos, yo salgo pausadamente de

mi foresta, y convertido en idea me planto ante la aridez inmensa, transformado en un sentimiento quedo, cantando mientras por el cristal miro, mientras releo mis poemas que son como un lejano sueño.

ICONO

Cada día, como un niño avaro, rebusco en los bolsillos de mi corazón para hacer recuento de las luces que tiene mi vida y con las cuales he de disipar las oscuridades que una y otra vez se ciernen sobre mí.

Es un ejercicio que mi cabeza hace de manera automática, pero que yo me afano en tener en modo «manual» porque quiero poseer ese gobierno y ese tiempo, no me sirve realizar ese inventario una vez al día, sino que continuamente hago el «clic» sobre el fantasma sonriente de este icono.

¿Cómo superaría yo mis angustias y mis agobios sin manosear una y otra vez esas pertenencias?, ¿cómo soportaría yo los continuos eclipses de mi afectividad si no enumero señalando con mis dedos cada una de mis enganches a la emoción?, ¿cómo podría conciliar por la noche el sueño sin saber si algún siniestro cuatrero saqueó mi imprescindible kit de supervivencia?.

Y mientras hago esta compilación, mi mueca ingrávida se torna en interesada, aprieto mis dientes y frunzo mi ceño, porque es el balance de mi mayor interés, grano aquí apretado entre mis dedos y paja allá para que se la lleve el viento, pérgolas de hiedra para cuando queme el sol y no gárgolas diabólicas que por la noche me asusten.

Y este arqueo siempre acaba asustando a esa pérgola maldita, pétrea de siglos y que sin embargo se arroja desesperada al Sena.

INVIERNO

Me miro mis hombros y veo que han perdido sus hojas, las lágrimas que sobre ellos tu dejabas se han ido con el viento helado de este invierno.

Me toco mis manos y las rosas que había entre mis dedos se han marchitado y tan sólo sus espinas duras me quedan, tus caricias se han desvanecido y permanecen sólo anillos de hierro viejo hechos de desaliento.

Me froto mis ojos y ya no tienen en su fondo aquel horizonte cálido de tus amantes miradas, se rompió su cielo por donde ellas huyeron, llevándose mis pájaros y mis mejores sentimientos.

Me observo por dentro para convencerme de que terminó nuestra feria, de que se agotaron la ternura y los besos, de que ahora mi carne es áspera y débil, desahuciada mi cabeza de tus pensamientos.

LLEGAS

Cuando vienes todo mi mundo se para, no zumban los abejorros y las amapolas se han quedado quietas, las libélulas presas en los nenúfares y el remolino de sus alas perplejo, las lagartijas se esconden y la ordenada fila de hormigas se rompe, mientras el jilguero queda inmóvil sobre la flor azulona del cardo, callando su trino metálico.

LLUVIA

No puedo resistir la tentación de mirar al cielo y de mojarme la cara, aunque mis gafas se conviertan en un filtro a través del cual la realidad se torna borrosa, quizás sea así más próxima la idea que de ella tengo, o quizás no, porque ¿cómo es la realidad?, ¿soñamos que volamos como una mariposa o somos una mariposa soñando que es un hombre?.

En todo caso las gotas de agua me ayudan en mi afán de emborronarlo todo, de perder los perfiles, de ver muecas de sonrisas sin serlo, caras serias que parezcan amables, rostros olvidados a pesar de estar tatuados en las paredes de mi aorta, contemplar los campos como los veían los impresionistas.

MAGIA

Sabía que vendrías, porque se que me amas, no se hasta donde ni hasta cuando, la magia no puede medirse porque es invisible aunque cuando irrumpe, a todos nos deja atónitos.

Cada día llega el sol a mis ojos mas mágico, no se si es tu hechizo o es el mío, cada mañana la luz es más clara no sé si por tu mirada o porque yo te miro, cada día más te quiero, sin saber si es porque tú me lo pides o es mi loco pensamiento.

Y cada noche me cuesta más conciliar el sueño, despertándome una hoja al moverse o el latido desbocado de mi ansia loca por verte de nuevo. Cada noche duermo menos, comunicando en ti me quedo mientras mi cabeza gira loca alrededor de tus ojos que me llenan de tiernos recuerdos.

Mírame porque llevo decenas de horas anhelándolo, con la respiración contenida y mi deseo despierto para al fin verte claramente y ver que me sonríes mientras tus dedos y los míos se encuentran.

MANOS

Si mis manos fueran grandes… tanto que abarcaran los campos y las montañas, daría cobijo a los pájaros en estas noches frías, arroparía los tallos tiernos que despistados andan por ahí brotando engañados por los soleados días, y serían mis manos la casa grande donde brillarían las estrellas más apagadas.

No tengo esas amplias manos, pero has de creerme que para acariciarte las mejillas tienen suficiente dimensión, también para alisarte con suavidad el pelo, para rozar las tuyas siempre cálidas y cercanas, para velar tus penas y correr temerosas por las esquinas de tu cuerpo.

Mis manos son por donde se prolongan mis pensamientos, a través de ellas te los cuento, por ellas te llegarán mis temores y mis poderes, por ellas notarás a veces que lloro y sobre ellas no espero otra cosa que las tuyas descansen como en el más seguro refugio.

Así quiero que sean estas manos que tan atentas están a tu cercanía, cometas chinas con los colores más locos, pinares silbando al viento, bandada de golondrinas volando al ras de tu vestido y velando tus sueños.

MARE MAGNUM

Torpe es mi expresión cuando no consigo describirte con acierto el mare magnum de sentimientos desbocados que en mi haces bullir. Y me apercibo de mi desatino cuando aún veo en tus lindos ojos atisbos de incredulidad al mirarme, y me aseguro este fracaso al ver tu ceño fruncido mientras te digo que te amo.

Pero no hay palabras, ni señales, ni avisos de la grandiosidad de este cariño que me avasalla y me supera, tornándome en el embrujado que cada día ves postrarse ante ti; no hay comienzo ni fin, ni anchuras ni profundidades, por no haber no hay magnitudes que como cadenas etéreas hagan preso a este gigantesco sentimiento de atención por ti que desde Venus a Plutón hace de sustento a mi firmamento.

Y yo que me creía ungido por el verbo escrito, yo, ufano y presuntuoso, que pensaba ser la lira que templara tu sueño, apenas si tengo ocurrencia para distraerte de tu embelesamiento ante el espejo, tan sólo sesgadamente tu mirada me busca haciéndome casi inexistente, como si mi cuerpo sólo fuera el eco de mi ser, mi espíritu más tenue.

Sin ti quedo sin aire, me ahogo como un pobre perro en mitad del océano, socórreme con tu ser y tu estar, siéntate junto a mí y miremos como el sol se va, mira las nubes rosadas sumidero de mis caricias más calientes, del roce mas titubeante de mis atrevidos dedos, perdidos en ti, corriendo por llegar a los encuentros, doblar esas esquinas con las que tanto sueño.

MATEMÁTICAS

Sin quererlo me paso la vida intentando demostrarlo todo, si es trivial y no me cuadra, lo fuerzo hasta hacerlo lógico, si es asunto vital una y otra vez lo intento hasta conseguirlo y si no es así sobreviene la decepción.

Demostrar es mi vida y creo que la de todos, porque así gana solidez nuestra existencia, así alimentamos nuestra razón y cebamos nuestra inevitable soberbia.

Y aunque todas mis campanillas suenen, estoy lleno de demostraciones fallidas y eso forma parte de mi gran desilusión, que como un gigantesco ciprés alarga sin final su sombra sobre todo mi camino.

MENDIGO

Cuando dicen que la cualidad del muerto es no sentir, yo me admiro de tal desatino, porque soy una enorme célula sensorial y sin embargo soy un cadáver.

¿De que me sirve amarte?, eterna espera a la espera de tu casa, andrajoso ó vestido de fiesta para un acontecimiento que no llega, viendo como el río se lleva mis suspiros sin intuirlos tú siquiera. ¿Para qué respirar tu aire si en vez de darme oxígeno me lo quita?

MERLÍN

Añoro mis tiempos tranquilos cuando parecía dormido, miraba al horizonte sin ver más allá, sentía la lluvia pero mi piel era impermeable y las noches tenían las estrella fijas, sin parpadeos ni destellos.

Tampoco entonces oía los murmullos del viento entre las hojas y el silencio no era roto por el griterío de mis células, sonaba mi sangre corriendo por mis venas pero nunca me apercibía y ni siquiera contaba el tiempo porque calibrar lo sobrante no se plantea.

Pasaban los días y ante mi sus crepúsculos y sus albas hacían hileras que nunca contaba, cantándome el mirlo otras palabras, y otros rumores se enredaban cada noche en los visillos de mi ventana.

Pero hay momentos en los que me siento aprendiz de sabio, me siento ser otro y no el que era, otros los tiempos y otra la lluvia, distintos los comienzos y los finales del día, mientras a mis oídos todos los sonidos que por la noche me llegan son nuevos.

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