Escondidos entre el murmullo de la gente, mis pensamientos me miran a los ojos y en las esquinas mis dudas me sorprenden.
Nunca sé dónde está la verdad, es como un dios que nunca he visto. Como un diente de león que, si existe, se deshace con un suspiro.
¿Seré un ser de luz enamorado de la oscuridad? ¿Seré un ser oscuro enamorado de la luz? Murciélagos y luciérnagas en la misma cavidad.
Me siento a ratos un monstruo con alma, a ratos me siento un alma monstruosa. No tengo lugar donde guardar la calma.
El corazón estrangulado por las manos del anhelo, tengo a la vida cogiéndome por las solapas, su frente contra la mía y mi mundo ardiendo.
No llueve o diluvia. Está todo seco o anegado. No hay templanza, tibieza ni mesura. Los sentimientos golpean en los costados.
Mírame, no me conoces. Perdóname, lo siento. No sé quién soy, quizá a veces, sólo a ratos, puede que nunca o hace algún tiempo.
La luz y la oscuridad devorándose dentro de mí, no pueden vencerse, no pueden rendirse, y yo soy campo de batalla de una guerra sin fin.
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