Una casa sin fotos ni retratos,
un salón,
con las estanterías a medio llenar de libros,
un armario
con perchas huérfanas de ropa.
cajones
con sitio libre al fondo,
vasos
que nunca había usado,
y una taza desgastada,
por no estrenar
ninguna más.
Platos
con el precio aún puesto,
y sartenes
con la etiqueta
pegada por detrás.
Un juego de sábanas
de
quita y pon,
y una mesilla de noche
adornada por una fría lámpara
que nunca me apetecía encenderla.
Un corazón
con la cremallera
cerrada,
sueños
abandonados
en una solitaria cama
para dos.
Medio sofá
ocupado por un cojín,
y el resto,
por lo que queda de mí,
recuerdos
cada vez más lejanos
de lo que hace tiempo fui.
Y de repente,
llegaste tú.
y lo llenaste todo de calma,
y las estanterías se empezaron
a ocupar con libros y olores,
y los cajones completos de paciencia,
en las perchas colgando abrazos,
los vasos con marcas de labios,
las sartenes cocinando futuros,
los retratos adornando una vida
que fabrica nuevos recuerdos.
La cama le ha dado vacaciones
al frío,
y en la mesilla de noche,
un joyero con tu nombre.
Y los cojines por el suelo
por que el sofá,
ya está completo.
Un gato que ya es de dos,
y un pasado sin candados,
un futuro encantado
por compartir un corazón.
Gracias por cambiarlo todo,
por regalarme tu vida conmigo,
por ver lo que nadie miraba,
por ahuyentar la soledad
con sonrisas,
darle la espalda a la tristeza,
y
por encontrar en tu playa…
el mensaje de mi botella.
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