Los vendavales de abril.

Los vendavales de abril.

Luis Valdés

21/08/2019

Te confunde mi perspectiva

en tu profundo sueño;

pero tienes deseos frenéticos

de convertirme nuevamente

en paz.

Escucha

esa melodía que te compuse,

paciente, pero sin sonido;

ya no existo, voy a la deriva

por el mundo oscuro,

en caminos pedregosos

y descalzo.

Mira al mundo,

sigiloso y furtivo

huele la humedad de la tierra,

escóndete entre

la bruma después de la lluvia;

vuelve a mirar el atardecer

y allí quédate hasta

que amanezca y

observa la quietud

de la noche,

juega con las estrellas

y en la fría madrugada

volveré para abrazarte.

Un girasol empapado de sangre

¿A qué te recuerda?

Relámpagos que asustan

a un niño;

de nuevo viajaste

para mirarme

sentado en la banqueta

sólo, sin ilusiones

con el corazón

hecho añicos

¡Bien sabes por qué!

Es tan profunda

la poesía,

pero no la entiendes

porque no vives en ella,

porque tu espíritu es

débil,

porque no has viajado

al infierno y regresado

victoriosa.

Ya no tengo sueño,

ni hambre, ni prosa alegre,

pero tengo frío y no traigo

suéter ni dinero para

comprarlo, ni espíritu blando

para restaurarlo.

Te preguntaste,

según supe

¿Qué fue de mí?

Este día ha vuelto

a irse,

voy corriendo tras el

vendaval de abril

en busca de un respiro,

por si quieres respuesta

a tu incógnita.

Si piensas que mi vida

es complicada e insignificante

¡Tendrás razón!

Allí no hay nadie.

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