Cada vez que la noche muere,
Un ligero olvido cuece el sol de tus ojos,
Sin ocultar su pasado,
Cargada de cerezas de agua en la boca,
Como dos pares de lirios que sonríen,
Con las manos abotonadas de espliego,
Mujer de íntima nieve caliente,
De suaves bolas de nueces,
De dilación impaciente y húmeda,
De gotas perladas como cuentas de rosario,
Más ya plegando mis yemas al abisal reflujo de tus aguas,
Me asilo en tus labios apoyado en el quicio de tu mirada,
Donde termino furtivo de tu cuerpo desnudo,
Mientras mi boca se desliza entre los arrebatos de las caricias de tus aguas blancas,
Sedúceme,
Ámame,
Bésame,
Muérdeme sin reparo mientras tu boca ya gime,
Muérdeme hasta sentir como estallas de nuevo,
Más ya solo deseo que mis dedos sean regado por tu cielo,
Más ya solo deseo que…
Te cueles por toda mi boca.
Ricardo Martín Lemes
Derechos de Autor ©️
La Palma, Islas Canarias, España
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