Llora si es necesario
Llora, mi amor.
Rómpete en pedazos.
Yo los juntaré y los acurrucaré entre mis brazos.
Llora vida mía.
No es malo.
Siempre estaré yo para abrazarte si es necesario.
Para sostenerte.
Para albergar ese torrente de tristeza que recorre tu mejilla y terminan en mi corazón.
Todos los hombres lloramos.
Nos rompemos.
Y tú no eres menos hombre por estar conmigo.
Como yo no soy menos hombre por amarte… Tanto.
A tu lado
Me quedaré a tu lado.
No importa lo que pase.
Tal vez sea por cobardía, por no querer conocer a nadie más.
Por no besar otros labios, por no acariciar otra piel.
Por seguir sintiendo tu respiración en mi espalda y ese éxtasis en mí.
Porque contigo me basta.
Si es que eres más que un milagro.
Tal vez no seamos el amor de nuestras vidas.
Tal vez seas imaginación y sueños a mitad de una noche cualquiera.
Una sin estrellas y con la luna menguante mirándonos a media luz.
Pero si es así, solo, no me despiertes.
Notas para superar tu ausencia
La gente se va.
Solo que algunas te derrumban un poco más que otras.
Te dejan hecho pedazos.
A veces solo queda arrastrarse por el piso y volver a levantarse.
Intentar pararse y sentir la brisa desde tu altura.
Todo pasará a su tiempo.
Y sí, dolerá.
La gente preguntará ¿qué pasa?
Algunos querrán entenderte.
Pero tú no tendrás palabras para expresar lo que sientes.
Porque no las hay.
Cómo explicar a alguien lo roto que estás por dentro.
No puedes.
Y solo… llorarás.
Llorarás hasta que todo esté bien.
Hasta que te hayas desahogado lo necesario para seguir.
Y solo… seguirás.
Una mentira demasiado larga
Cuándo dejaremos de fingir amor.
Esto es solo una mentira demasiado larga.
Si es que nuestra historia nunca tuvo punto final.
Pero sí una interminable lista de “tal vez” tirados en la mesa.
Cartas y mensajes escritos a medianoche.
Miedos escondidos aún más profundo de lo que realmente decíamos.
O imaginábamos.
Que realmente quería pensar que no estabas listo para saltar al vacío.
Porque me asustaba el saber que tal vez,
yo no era la persona correcta con la que quisieras saltar.
Pensamientos en la noche
¿No sé en qué momento dejé de soñarte?
¿En qué momento dejé de partir con mi almohada?
De imaginarte a media luz sobre mi espalda y entre las sábanas.
En qué momento dejé de quererte.
Si siempre fuiste esa palmada en la espalda.
Esa voz de aliento y abrazos a mitad de la noche.
Nuestra última noche.
¿A veces me pregunto si la recuerdas?
Dije que nunca te dejaría, no importa lo que pasara.
Sigo pensando si no mentí en ese momento.
Solo sé que algo en mí se perdió.
Y solo espero que ese algo… no hayas sido tú.
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