Sombríos parajes, denotan un clima de tristeza infinita. Desoladores páramos, invitan a la reflexión más profunda. Pero me encuentro en paz y armonía, recorriendo esta bella meseta española. Son momentos para estar solo y tranquilo, pensar, evadirme del abrumador ambiente de la gran urbe y meditar sobre el pasado y el futuro. Quien no necesita momentos así en su vida, donde el único compañero de viaje que necesitas eres tú mismo, nuestros hermanos los animales y la naturaleza más hermosa. Quizá y solo quizá, en medio de este abrupto paraje, faltas tú. Si tú, que dijiste que no te gustaban las despedidas, que eras una hoja movida por el viento, que no eres mujer de ataduras, te des cuenta algún día, que no necesitabas ponerte esa capa de mujer independiente, sabiendo que solo yo, podría ofrecerte la eternidad.

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