En caminos sin señales se cruzan los silencios

cargando los pesares de unos gritos moribundos

Lánguida las horas se cuelan como las estrellas en el firmamento

Sin un punto de partida buscando donde morir

Sin remedio, es el último suspiro de una alma vagabunda.

Sopla fresca el alba, apuntando el fin de la noche

uniendo a duras penas lo pasado con el hoy renaciente.

Las voces con cantos de esperanzas se sujetan en el filo de la luna

Aquélla que mece los deseos de quienes leen estas líneas.

Tiembla la hoja, marchita al caer, besando el suelo que la va recoger

la suave brisa toca su débil cuerpo, alejando la vida

Con un suspiro, muere lenta a los pies de alguien que no conoce

Haciéndose útil para dar vida a su tumba.

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