Recuerdo aquel ambiente tan cálido, tan jovial y tan especial.
A pesar de ese año tan infernal que fue para mí en el ámbito personal, si no fuera por aquel trabajo tan maravilloso que me fortalecía día a día,…no hubiese seguido con vida.
Un trabajo te puede resurgir de tu peor pesadilla, sin duda, doy fe de ello.
Verano del 2006, un puesto de trabajo en Orihuela costa, en un hotel. Benditas playas que simulaban ser balsas de aceite cristalino, templadas sus aguas y arena blanca… cómo de rápido me enamoré de ese paisaje y cómo de fugaz fue el asentarme en aquel puesto de trabajo del cual logré que entraran en mi corazón las mejores personas que a día de hoy conservo.
El hotel,… precioso, tanto por fuera como por dentro, o quizás eran mis ojos de enamorada. Tan enamorada como lo estaba de mi pareja. Fui tras él en busca de una nueva vida tras un bache sufrido en la relación. Borrón y cuenta nueva, eso decidimos ambos.
Lo dejé todo, trabajo estable,piso, amigos y familia. Solo me importaba él. Y así, sin pensarlo, me embarqué en la experiencia más fuerte de mi vida.
Mi día a día en el nuevo trabajo como camarera e buffet era todo un reto. A pesar de lo profesional que era, el combinar lenguas era misión imposible. Alemán, inglés, francés,… Qué risas que nos hechábamos mis compañeras y yo pero merecía la pena ya que como persona me engrandecía. Todos los días que me tocaba turno de trabajo despertaba el día con alegría y entusiasmo, con ganas locas de pasar una jornada más cerca de mis nuevos compañeros. Era feliz, muy feliz. Tanto que, un día de los tantos que pasaban por mi vida, se volvió negro.
Llegué a casa y me lo encontré, como aquella vez que ni sabía que estaba haciendo. Estaba borracho, malhumorado y, como no, drogado. Observé la mesa y estaba cubierta de ese polvo blanco que fue mi cáncer durante tres años y toda una vida de quimioterapia…. Sus ojos penetraban en los míos de la manera que peor os podíais imaginar. Tal era su irá que me asusté más que nunca y esta vez mi corazón me advertía que algo malo iba a suceder.
Se levantó de aquella manera y empezó a insultarme, a empujarme, …me tiró el móvil al suelo…yo no sabía dónde meterme,intentaba escapar sin que se diese cuenta, llevándole la razón en todo. Como el salón estaba junto al dormitorio, me llevó hasta la cama y me tiró como a un trapo viejo. Me golpeó dos o tres veces y yo le empujé, no me dejaba, y gracias a Dios que de tal borrachera que llevaba encima, se cayó y vi la oportunidad para escapar. Abrí corriendo la puerta y salió tras de mí, en calzones,tal como me lo encontré. Le dije a gritos que no me siguiera, que si lo hacía le contaría al vecino, el cual tenía un supermercado debajo del apartamento. Se retuvo pero yo,…yo no volví más.
Llamé a un par de amigas del trabajo y estuve con ellas un día.
Aprovechamos la ocasión para, al día siguiente, cuando él estuviera en su trabajo, recojer todas mis pertenencias y dejar de una vez por todas ese infierno.
Por supuesto que denuncié a ese individuo, no lo dudé.
Y, por supuesto, que gracias a esas maravillosas personas que conocía del trabajo, mi vida no se desmoronó. Fue evidente que lo pasé mal pero mi mejor refugio no fue un nuevo hogar,…no. Fue el trabajar día tras día en el hotel, desconectar de lo inevitable, evitar la ansiedad y desesperación que me causó aquello. Ese fue mi mejor apoyo moral, el estar con mis compañeros que tanto me ayudaron a superar los maltratos de bestias que no merecen tener nombre.
Para mí, el trabajo es,sin duda, la cura de muchos males. Lógicamente,es un medio para subsistir pero más es la energía que te da fuerzas para sobrevivir.
Uno se forma como persona, se socializa y se hace independiente que,hoy día, es muy importante y vital.
Conozco a alguien, que variando un poco de tema, no sabe lo que es trabajar, no porque no haya tenido la oportunidad de desempeñar alguno, sino porque no ha tenido las santas ganas de hacerlo. Y os preguntaréis,…y ésto, a cuenta de qué. Pues ahí voy, al hecho de que tiene y lleva ya bastante tiempo, de tener una pedazo de depresión que sería innombrable describirla porque no tiene vida ninguna. No sé relaciona con nadie, sólo con parte de su familia, no es sociable, está casi siempre de mal humor, dándole vueltas a la cabeza para ver qué puede hacer, si buscar pelea con alguien o empezar a tirar cosas que no usa. Es increíble donde la mente puede llegar. Es como si hubiese estado en una cueva y no supiera nada de la vida. Y qué triste ser asi, qué triste no formar parte de la vida y qué pena tan grande no querer buscar solución.
Sin más, para mí, el trabajo es fundamental porque es la mejor terapia para no caer en depresión, el refugio del ser humano en el que más capacitado se puede encontrar. Y lo más importante, sea cual sea tu trabajo, sin duda, es el que más feliz te hace aunque no seas consciente de ello.
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