Es hora de voz, de savia

de tierra abierta en el grito de fuego
de las alas y el infinito de los ciegos
y la sangre irrumpiendo en los candados
como en rabia
es hora de lanza de sol grito de acero y rayo
de trincheras maduradas en colmenas
de barro de sangre en la garganta de las venas
de flor y pájaro emergido en canto
Aquí soy
las flores son palabras del canto de la tierra
un oficio me descubre la colmena
y mi campana se vuelca
de sol.
Designado un pan se ha abierto un templo
qué más da si tus manos de palomas de luna
qué más da los ojos la garganta, alguna cosa tuya
Ya está erigida la verdad del ciego.

52.

Los hombres flotan en los ojos de los hombres
como peceras respectivamente
como peceras como espejos
conjugando el los otros
desde una ventana entre yo y el
mundo
y soy el mundo tantas veces
en las ventanas de cada hombre en
vive
y todos somos yo y todos, los otros.

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