Y apenas unos segundos antes de que suene, lo apago, ese sonido que a diario me saca de mi zona de confort, y me lleva a ese lugar donde tengo que ir, aún sin apetecerme.
Y pienso a menudo, ¿por que estoy aquí? ¿Cómo llegue a este punto? Y en verdad es que la gran mayoría de nosotros no trabajamos en lo que nos gusta, y al final te adaptas, te acostumbras, pero no te sientes feliz, ni realizado, solo mantienes esa relación por necesidad más que por otra cosa, te vuelves distinto, apático, triste, y aún así sigues, sin saber bien en que momento empezaste a dejar de ser tú.
Trabajo tras un mostrador de un comercio cualquiera, da igual como me sienta hoy, mi trabajo es atender con agrado al cliente, por eso digo que para esto no sirve cualquiera, tienes que saber usar tu máscara amable, en estas líneas solo muestro unos perfiles de quienes nos acompañan en nuestros trabajos.
Y se levanta el telón, y comienza un día cualquiera, en el que mi mayor reto es evitar conflictos con los demás, con eso y con que el reloj marque pronto mi hora de salida me conformo. Trabajar cara al público no es fácil, tienes que conseguir que no se te mueva la máscara, esa en la que muestras sólo lo que la otra persona quiere ver, dejando detrás de ella todas tus emociones.
Primer cliente del día, y llega como no, el típico personaje bien vestido, que sabe de todo, y siempre tiene la verdad absoluta, da igual el tema, es un entendido experto en cualquier tema posible, dejando claro que tus conocimientos nunca se acercan ni de lejos a su inalcanzable intelecto y con eso engrosa su ego, que es lo único que le importa al fin y al cabo, tu vas y lo evitas con frases cortas, y cambiando de tema, si no tienes ganas de batalla, pero hay días que te sientes guerrero y decides con grandes alardes de sarcasmo e ironía, dejar fuera de juego a ese personaje que en el fondo, te da pena, pues esa prepotencia y superioridad solo le sirve para que puedas ver a través de su máscara. Tú sabes bien como hacer para dejarlo fuera de juego, esa actitud les hace quedarse solos, no se dan cuenta de que no nos gusta que nos recuerden lo inferiores, incultos y desafortunados que somos, aún teniendo mucha más experiencia en casi cualquier tema. Y sabes muy bien, como desmontarlo, eso es un arte, hilar fino con puntadas de ironía, mezclando con grandes trazos de sarcasmo, suave con sutileza en argumentos yo diría que hasta hirientes, pero que desde el doble sentido, el entiende lo que tu quieres que perciba, yo he llegado hasta insultar sin hacerlo explícitamente, cuando lo ves reírse, entiendes que fué hasta donde querías , y entendió solo aquello que tu quisiste, con lo que ves caer su máscara, y solo queda detrás, una persona con miedos, insegura de sí misma, que se defiende con ese escudo de prepotencia para evitar ser dañado, usa una armadura imaginaria para que realmente no se vea la persona que es, persona que si indagas y hurgas en su interior, ves alguien que sufre o ha sufrido, y que se aísla sin quererlo para evitar sufrir daños. Y al final mi conclusión es que este tipo de personas necesitan gente que les dé un poco de verborrea hiriente, aún sabiéndolo por que necesitan que alguien les castigue un poco. Doy fe de que lo necesitan, puesto que son fieles en venir por su dosis diaria.
Cliente número dos, el buen amigo, ese que siempre intenta saber todo de todos, pero nadie sabe apenas de él, suele dárselas de amigo, apoyando siempre al que tiene algo que contar, mostrando empatía y apoyo para intentar ayudar, pero ahí es donde reside la maldad humana, y ahí es donde más cuidado hay que tener, pues este tipo de personas, te saca información, para luego usarla en su beneficio, no les importa las desgracias ajenas, tan sólo su beneficio propio, y son capaces de usar esa información y manipularla para sacar provecho , aún haciendo sufrir a los demás.
Cliente tercero, el negativo. Es del tipo de persona que aún teniendo aparentemente de todo, siempre es poco y nunca está conforme, viéndose a él mismo como un desgraciado, cuando cualquiera quisiera tener tan solo la mitad de lo que tiene. Tengo mi negocio que va bien, pero he oído que van a venir tiempos difíciles, tengo una casa enorme pero me quejo que quisiera una más grande, acaba de estrenar un coche de alta gama, pero que la gente lo critica, tiene salud pero no lo valora, tiene familia pero está tan ocupado con su negatividad que no les presta atención. De verdad no sé, que esperan de la vida, si en verdad no es más rico y feliz el que más tiene, gran verdad, sino el que menos necesita. Y tu no lo entiendes, tienes que abandonar tu casa modesta, a tu familia, y tiras como puedes viendo la vida pasar, para poder llevar un sueldo digno a casa, y luego ves a gente, con aparentemente de todo, y por dentro no tienen nada.
Mi conclusión es que después de llevar años trabajando para los demás, es que los veo a todos como bolsas, bolsas llenas, unos de cosas buenas, otros solo cosas, experiencias y vivencias, anécdotas que no siempre nos importan, pero otros las traen llenas de basura, basura que necesitan vaciar sobre alguien para seguir caminando, y ahí es donde entramos nosotros, por el módico precio de un café, un corte de pelo, una consulta médica, o una barra de pan en la tienda del barrio, entre muchas otras cosas, somos el vertedero de muchos y el apoyo de otros.
Así que tengan consideración cuando traigan sus bolsas llenas, puesto que no saben como están las nuestras.
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