Sabía que vuelos coger, ya había elegido el hotel con vistas sobre el Bósforo, el estrecho que separa Asia de Europa, a cinco minutos de uno de los edificios más importantes del mundo, el Hagia Sofia, catedral, mezquita y museo, el legado de

Theodora.

Y al final, no pudo ser (todavía), el azar o el destino cambiando mis planes. El presente y la realidad, haciéndome olvidar con sus urgencias , las cálidas noches y la suave brisa marina, en la ciudad donde se mezclan Oriente y Occidente.

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