Subimos al cielo a las 7: tú, la cesta y yo. Nos damos piquitos, luego besos más largos, hasta que se va el sol a las 8. Enciendes la bombilla. Abres la cesta a las 9 y yo unto las tostadas: antes tú, luego yo; y así, bocado a bocado, hasta las 10, como habíais previsto, pero yo aún tengo hambre. Busco a las 11, que diga a las 11:23, tienes razón, algo de postre, ¿hay? La bombilla estalla y el globo echa aire hasta caer. Nos picotean a nosotros y preguntas. No, no he visto la cesta de tu madre.
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