Me prometí un viaje diferente, único, quizás enigmático, pero maravilloso.
Y no podía dejar de verme yo, a mí mismo, paseando por lugares bellos, deseados, cálidos. Por mogotes peculiares con tesoros en sus cimas, también subiendo mi adrenalina por enloquecedoras curvas.
Recorriendo bosques mágicos, y tupidos.
Eso y más me encontraría cuando lograra viajar por el cuerpo completo de María.
Solo necesitaba el boleto y su autorizo de partida.
OPINIONES Y COMENTARIOS