¿Qué haría usted?

¿Qué haría usted?

Patricia Rubin

05/05/2019

Si lo encontrara, me mirarían de otra forma, como a quien no depende, como al que hace los deberes o tiene la autoridad necesaria, para ordenar un caos en un instante. Ese día, como siempre fui en su búsqueda, llevé mi resume, recomendaciones, esperanzas, creo que todo.

La fila, llegaba hasta la esquina, la señora que estaba primero hablaba 3 idiomas y tenía 2 postgrados; no quise saber de los demás.

Llegué a casa con la promesa que “me llamarían cualquier cosa”; me topé con caras ávidas de éxito, de un “se me dio”. Esas mismas caras, demasiado pálidas y tristes que ya no esperaban nada, no creían nada.

Asfixiado por las circunstancias salí a la calle. La gente volvía a sus casas; caminé hasta cansarme. Los indigentes dormían ya acurrucados en los rincones, envueltos en frazadas y diarios, sobre cartones o colchones ya vencidos. Sentía frío. Por momentos no sabía si era mi frío, o el de esa pobre gente abandonada a su suerte en las heladas calles de Buenos Aires. Esa noche iba a ser larga. Pasé por lugares desiertos que comúnmente son muy concurridos. Me pareció extraño, aunque no tanto; el olor a pólvora que se respiraba, los policías escondidos detrás de los árboles, o agazapados en las sombras, eran todos indicios que había surgido alguna manifestación en ese lugar, tiroteos y por supuesto heridos. El miedo a ser detenido, me llevó a un bar, un pequeño bar después de largas cuadras sin comercios. Pensé que la vida de la gente ya no valía nada. Me senté y pedí un café; no había casi nadie ya.

Estaba pensando cual sería mi próximo paso, cuando alguien me habló.

-Está sin trabajo?

-Sí. Dije, aunque sin ganas. Raro, muy raro, me pareció haber vivido ya esa escena.

La luz amarillenta casi opaca, me adormecía; las imágenes se fundían y se alejaban. Desperté en otro lugar.

Cuando abrí los ojos, tuve un diálogo delirante, con un tipo muy persuasivo y prepotente.

-Necesito un favor, un hombre me está debiendo, y no quiere pagar. Desagradecido, lo saqué de la ruina, le di todo, mi confianza, mi cariño, como un hermano, no sé por qué, se hizo querer, lo puse al frente del negocio. Se escapó con todo. Qué haría usted?

(Yo solo quería irme ) ..

-Piénselo le doy 100.000 dólares si lo encuentra y lo mata. No diga que no. Está sin trabajo. Piense en su familia.

-Matar yo? Como se le ocurre! No, yo me voy. Contesté con furia.

-Piense aquí está el arma, 10.000$ por si acaso. Un cheque para dentro de un mes y la foto.

-Yo no mataría a nadie. Si tanto sabe de mí, tiene que creerme.

-Piénselo, lo necesita. Fueron sus últimas palabras hacia mi antes de desaparecer por una puerta que cerró ruidosamente. Todo parecía una pesadilla, el bar, la luz, la idea de matar, el dinero. Pensé en mi gente; llevaban mucho tiempo comiendo poco y nada. Ya se nos habían acabado todas las reservas. Pronto me echarían de la pieza, pero matar, no.

Llevar comida a casa, cambiar de pieza por un departamento empezar de nuevo. Había visto películas, de la mafia, muchas…

Me llevé todo, pero lo devolvería; estaba confundido y débil. Tenía que pensarlo…

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