Tantos años en esta vieja Europa hacen que los recuerdos de niñez de mi Argentina natal, se vayan diluyendo. Esto agudiza en mí la necesidad del regreso. Un mate recién cebado, la risa sincera de una amiga, el abrazo de mis tíos mientras compartimos un asado. Mi país tiene ese que yo, que me gusta tanto y que nunca dejaré de añorar del todo. Será el viento patagónico que sopla fuerte, serán las aguas cristalinas de los ríos, será el tiempo detenido en el mismo paisaje. Va siendo hora de volver.

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