Aquel día conocí lo que era felicidad pura, las calles apenas y se veían la neblina estaba por todos lados, solo podías ver aquel piso de piedra, las puertas de madera de esas hermosas casas que te transportaban a otra época, en la que las cosas eran más simples, el aire se sentía ligero, se nos cruzó aquel rustico cafecito, perfecto para iniciar la mañana fresca, un hermoso paisaje acompañaba el olor a café recién hecho; en ese primer sorbo conocí la felicidad pura.
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