Probablemente fue el nacimiento de mi primera hija lo que trajo consigo el anhelo de silencio y soledad. La búsqueda inicial de paz en el refugio del viajar, yo, emigrante de mi propia sociedad. No buscando un destino, sino más bien un encuentro. No un país, sino vidas. Me queda aún pisar más de esas tierras lejanas. Es esta mi excusa, para detener mi vida, sin distracciones, y recorrer mi alma. El último y más bonito de todos los viajes, viaje al centro de uno mismo.

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