Las avenidas de mi mente divagaban en el primer suspirar ese día en la acera de la Gran vía. Por ella corrían mis recuerdos estacionados en ese gran café de Madrid. Una fugaz nostalgia desvanecía una promesa de la que solía hablar mi abuela en sus noches eternas en Cibeles. En un bulevar Caía mi equipaje ;lloraba mientras mi espalda sangraba y hasta la última gota fundí en mi memoria .Sentía su último adiós a mi lado y logré llegar a la fuente Neptuno como le prometí .

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