Tus cabellos bailaban en el viento al ritmo de la música que tenía un eco en el desierto.

Era de noche y los faros de un coche era lo único que se veía en aquella carretera.

Un espectro.

Otro viaje pospuesto por las causalidades naturales de la mala suerte que solemos tener.

Mejor dicho, solíamos tener.

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