Ingenuos ante su existencia.

Ingenuos ante su existencia.

camila portilla

26/03/2017

Cada persona se pregunta en algún momento de su vida “¿porque estoy aquí?”. cuestionándose a corto o largo plazo dicho interrogante, lo que ellos no saben es lo importantes que son para las personas que ni siquiera conocen, cuan feliz, les hacen la vida a otros sin darse cuenta.

Una vez un hombre de traje iba tranquilo por la calle, pasaba por una cafetería, desayunaba y continuaba a su trabajo en una empresa que quedaba dos calles después. Se le notaba que no era de ese tipo de ambiente por las caras que hacía siempre que le entregaban su pedido, lo recogía y salí casi corriendo a su auto para comerlo. Todos los días hacia lo mismo no importaba que fuese domingo o que estuviese nevando.

Era jueves por la mañana cuando la rutina de aquel hombre se manifestaba ante todos, pero algo cambió, justo cuando iba a entrar, una chica chocó contra su pecho tirando todo el café que tenía en la mano, era pequeña para el delantal que usaba, con el cabello castaño y trenzas a los lados reflejaba tener unos veinticinco años, se la podía describir también por ser la razón de que él fuera siempre a ese lugar. Completamente avergonzada y sin saber que hacer se dedicó a bajar la cabeza a tratar de arreglar el desastre que había hecho en la camisa de aquel sujeto, y pedir mil disculpas. “por favor perdóneme, no lo vi, venga le compraré lo que quiera”.

“no puedo creerlo, ha dañado una camisa tres veces su sueldo, claro que pediré lo que quiera” le dijo despectivamente volviendo a sentarse, ese día fue el primero de muchos en los que ella tuvo que pagar su desayuno. Realmente se sentía mal por haberle tirado el café, pero eran casi dos meses desde aquel incidente y ya no podía costear lo que el consumía todos los días, así que cogió valor cuando llegó la mañana siguiente y le digo “perdón por ser tan torpe con las manos y dañar su ropa, pero realmente ya no puedo seguir pagando lo que consume, le ruego me disculpe, pero de ahora en adelante tendrá que pagar por su cuenta”, que grosero se había portado con ella, y todo porque estaba entrado ese día un amigo de sus padres.

“por supuesto, no hay ningún problema, permítame invitarle un café por las molestias” “está bien, me encantaría, muchas gracias”. Pasaron una agradable velada y a él ya no le importaba que la vieran con aquella chica, sinceramente le gustaba su compañía, aunque claro no podría nunca llevarla a su casa.

La siguiente semana transcurrió muy rápido y la vida volvió a su cotidianidad con un pequeño cambio, aquel sujeto comenzaba a comer su desayuno en la cafetería y hablar con una camarera en específico.

En ese momento inició una bonita historia, fueron conocidos por un corto tiempo, amigos más íntimos con cada minuto que pasaban juntos, hasta que por fin le pidió que fueran novios, ellos se querían profundamente sin importarles ni un poco lo que pensaran (específicamente la familia de él), ese desayuno se volvió rutina y a la salida siempre la iba a recoger, era tan seria la relación, que hablaban de mudarse juntos y ver qué pasaba luego. Se estaba planteando la idea de abandonarlo todo por la mujer de la cual se había enamorado, aunque le costaba un poco, era un niño rico y dejarlo no le estaba pareciendo tan sencillo, existían ocasiones que simplemente entraba en pánico y no podía verla a los ojos.

Un día cuando estaban hablando tranquilamente con un chocolate en la mano ella se notaba demasiado emocionada, más que de costumbre, por ello le preguntó “¿a qué se debe tu hermosa sonrisa?” “ayer me entere de algo realmente importante” dijo ella, la miro con mucha curiosidad y le pidió que continuara, “ya me lo imagino, gateando por nuestra casa, caminando y los dos esperando a que tu llegues del trabajo para cenar como una bonita familia”, él se quedó con la boca completamente abierta, entro en pánico y lo único que dijo fue “no sé quién eres, ni de lo que me estás hablando” cogió sus cosas y se retiró, sin hacer más, ella aun paralizada por todo, recogió la mesa y continuo trabajando en silencio, él no regreso, y ella jamás contó su historia.

Solo había una persona que conocía perfectamente esa historia, porque también estuvo presente en ese momento, era un hombre ya mayor y de aspecto cansado, se notaba que hacia todo lo que estuviera a su alcance para proteger a esa hija que tanto amaba y ahí estaba sufriendo: él simplemente pudo quedarse con su hija y apoyarla, a ella y el pequeño ser que estaba creciendo en su vientre.

Tuvo una hija maravillosa, con los ojos claros de su padre y el cabello castaño de su mamá, creció en compañía de su abuelo, su madre y todos los de la cafetería, no pregunto por su papá ni una sola vez. Fue realmente feliz con lo poco que tenía y todo el amor que le daban, entro a la universidad, comenzó a trabajar en la empresa a la cual él trabajaba, la vida de su familia cambió, pero sin importar cuanto tenían seguían comportándose como siempre. Todos los años sin falta le hacia una foto a su nieta y se la enviaba a aquel hombre para que aun si no estaba presente conociera como era aquel pequeño ser que abandono un día, porque pensaba que todos merecen ser felices, aunque sea un instante, y sabía que él era feliz cuando tenía en sus brazos una pequeña muestra de lo que fue su amor.

En ocasiones las personas se preguntan “porque estoy aquí”, yo agradezco que aquel hombre exista, porque gracias a él mi hija tuvo a mi nieta quien es realmente maravillosa. Increíblemente hay personas que no se dan cuenta cuán importante puede ser su existencia para los demás.

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