Entre amor y lágrimas la veo recostada en la cama, sé que son mis últimos días a su lado.
Ella siempre me dijo que ya era necesario partir, pero ahora que llega el momento, llora y me dice que quiere quedarse, que no la deje ir.
No hay más, la partida es inevitable.
El cáncer se la lleva a un viaje sin retorno y yo solo puedo besar su frente, decirle que la amo y desearle una buena partida.
El viaje más difícil que voy a hacer, es el de mi primer día sin ella.
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