– ¡Ay! Olvidé decirte que ya sé a dónde iremos de viaje de novios. Ayer, sentada al calor de la lumbre mientras hacía café de puchero,salió en la tele un programa de esos de viajes donde la gente cuenta su vida. Salían paisajes de la Toscana,… ¡viajaremos en avión!
Seguro que te he sacado una sonrisa, sigo siendo una romántica. Mañana vengo de nuevo a verte, traeré un cuaderno para apuntar todo lo que podemos visitar-.
Tras hablarle, un beso acarició la lápida.
Su único testigo, la luna.
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