Salió a la calle, lo vio tendido por el piso. Se persignó y dirigió la mirada al cielo. Difuminada por una extraña sensación tuvo la impresión de que la muerte dilataba su conciencia. Recordó la noche anterior cuando lo vio entrar al club. Sus miradas encajaron en segundos. Recordó la copas y el momento en que entraron los hombres irrumpiendo en la noche y los disparos se volvieron una faena de gritos y de sangre. Trató de tocarlo, su mano atravesó el cuerpo. La noche no fue una más de tantas.

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