La Bohemia desnuda

En noche oscura, desnuda; se encontraba aquella flor, casi marchita, lastimada por el tiempo, un ocaso hiriente y la marcha que paso mientras ella cantaba: ¡Canto al sol, pues la luna me ha devuelto el dolor por sonrisas, borracheras moribundas! Esta flor, mientras se encontraba en sus congojas, ya casi sin pétalos para vivir, de la nada surgió un silbido, tras el se escuchaba un susurro: Rosa… ¡Oh, Rosa! ¡Has visto tus llagas y tu sufrimiento aunque es grande tienen un fin! En seguida la Flor miro hacia arriba, pero no había nada. De pronto, una luz llenó el charco donde se hallaba ella y la flor quedó muda por un instante por un instante y reflexionó: Mis heridas, de ellas he sido la única culpable, pues me he desvelado cada noche hasta el amanecer; risa, gozo y derroche, así ha sido mi florecer. ¿Cómo no entendí antes? Y dijo en voz baja: en otra vida de bohemia ya no estaré desnuda, pues yo huiré primero de ella con rumbo a la ciudad.