Caminar la calle otro día más.

Caminar la calle otro día más.

Carlos Perkinson

10/02/2019

Es un larga calle la que me lleva de la oficina hasta mi casa, a veces me da por caminarla, soñando que todo va a cambiar.

En la esquina está la chica de diecisiete, sus padres la echaron de casa por un par de estupideces y ahora tiene un romance que le entra por las venas y se ofrece en el callejón a cualquier postor.

El doctor va saliendo y lo espera su amante, acaba de practicar un aborto y se siente con ganas de vivir, no quiere perder tiempo con un café o con mucho compromiso, la quiere desnudar y corren al hotel.

Un abogado con maletín celebra el cobro de su comisión, ya consiguió los permisos para quitar el parque y comenzar la obra .

Espero el semáforo para cruzar , la primera cuadra está a su fin .

Unos pasos mas allá mira mal al vendedor ambulante, un gordo que parece va a reventar , se lleva una rosquillas a la boca y mancha su chaqueta con polvos de azúcar blanca, se va a poner una manga gástrica, se enamoró de la recepcionista y le prometió rebajar. Está seguro que no es asunto de dinero, todavía cree en el amor.

El policía se hace de una cartera de imitación y deja quieto al vendedor con su manta en el piso llena de sueños rotos, quiere llevar un regalo a casa y no encontró nada mejor.

La chica se esconde entre las bocacalles y algún contenedor, ya tiene algo para comprar su dosis, al menos hoy, en la prensa del futuro tiene un obituario para su defunción.

El cura camina, tiene un gesto de dolor , se ha colocado unos silicios tratando de olvidar el fuego que le encendió aquella nena en su primera comunión. En un par de días saldrá por el televisor..

Sigo adelante y salen de la peluquería dos señoras, se han puesto tantas cosas en el rostro que se borraron la expresión, parece que el circo llegó a esta calle hoy.

Quiero llegar a casa, pero no voy ni a la mitad, veo a el tipo del abasto, es un ladrón , le ha puesto en la bolsa de la la abuelita doscientos gramos menos de sobrasada. Le sonríe y le pide la bendición.

El joven de la moto, le arrancó el collar a una joven de un tirón, con las marcas en el cuello, ella grita de rabia y desconsuelo, maldiciendo al ladrón .

Pasan los bomberos, ha saltado alguien a las vías de metro de la próxima parada.

Un perro se lame las llagas, al lado de un mendigo tirado en el suelo, perdido en el alcohol, tiene aún las guerras donde estuvo en la cabeza, nunca mas pudo dormir bien, le falta una pierna, su mujer y le cerraron el parque donde dormía porque viene una nueva construcción.

Al chico de la moto, unos cuantos metros más allá lo atropelló un automóvil .

Parece que va a llover dice uno que camina sin pensar en nada.

La chica que vende flores se ahoga en lágrimas, el chico de la moto, le había dicho que no se preocupara por el nene que se iban a casar. Un par de cuadras y llegaré a casa . Voy a comprar una hogaza de pan , dos yogures y algo para la cena.

La señora que pasea su perro lo deja hacer en la acera, nada le importa si alguien por descuido la pisa, cada quien a lo suyo y sonríe satisfecha mientras se aleja.

Al fin en casa a descansar. Mi mujer acaba de llegar y me pregunta como siempre:

-¿Cómo fue el trabajo?

-Bien – respondo

-¿Qué tal el tráfico?

– Me vine a pie – le digo

¿Algo que contar?

-Nada amor , nada , todo igual.

Mientras pienso , yo solo camino la calle, queriendo llegar, soñando que algún día las cosas van a cambiar.

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