!QUE DIFÍCIL ES LLORAR EN EL SILENCIO

!QUE DIFÍCIL ES LLORAR EN EL SILENCIO

Que difícil es llorar en el inmenso mundo del silencio,donde tus lágrimas mudas, se pierden en el universo eterno de la nada, esa nada tan hermosa unas veces, pero tan cruel en otras.

Que difícil es llorar en el silencio de estas calles, cuando tu llanto desgarrador te destroza por dentro y tus gritos de agonía, se hacen sordos ante los abismos tan profundos de aquellos que no quieren escucharte y te responden con…silencio.

Que difícil es dar una falsa sonrisa a la cruda realidad que te rtodea cuando las llagas del corazón duelen a cada paso que das, y tu alma, envuelta en la sensibilidad y el dolor de un sueño roto,vaga por las aceras de las palabras que tanto duelen, cuando se dicen sin más.

Que difícil es navegar en un mar de multitudes, mientras notas como tu barco, se va hundiendo en los confines de la soledad e intentas aferrarte a espejimos que parecen tan reales, en los escaparates de la deslilusión, pero cuando alargas la mano a esa cuerda llena de nudos de amistas, te dás cuenta de la fragilidad de una mirada,mientras tus cicatrices se enrojecen con el aire pasajero que cruza las calles de la incomprensión.

Intentas vendar tus heridas,con la medicina del día a día, mpero el dolor del alma, es como el agua cuando se desborda, nada ni nadie ouede controlarloy sólo el paso del tiempo que duerme en las esquinas de la tristeza, llevará a su cauce estos sentimientos.

Ahora comprendo, que las lágrimas cuando caen,no lo hacen por la ley de la gravedad, sino, por todo lo que llevan dentro, y a veces me sorprendo cuando pienso que en una sóla gota derramada en estos callejones, puede caber toda una vida.

Que difícil es seguir hacia delante, cuando tu espalda se dobla por el peso de los recuerdos y quieres andar por la ciudad, en busca de esos recuerdos que saltaron en mil pedazos un día cualquiera.

Es fácil ver la vida, desde la barrera de la crítica, sobran las preguntas, sobra el entedimiento y es muy relajante un paseo por el barrio de los hipócritas, además ayuda a lavar la conciencia…que cínicos somos, intentamos resguardarnos de nuestras propias tormentas, con el paraguas de los demás.

Notas como la cuerda floja, se balancea cada vez más y veo que debajo no hay red, sólo un profundo abismo, donde dejo caer lo peor de mi, siendo consciente de que me volveré a encontrar con mi reflejo, cualquier noche, en esos antros donde sirven hielo mezclazo con el alcohol de la desdicha en posavasos de rutina, mientras te preguntas, donde está lo mejor de aquellos años.

Al final, el silencio se transforma en el cómplice perfecto de los crímenes a tus sueños, que yacen colgados de las agujas del reloj de la plaza de la incertidumbre, donde las horas se embriagaban en recipientes de cristal que adquiriamos en la bodega de Miguel.

Que difícil es llorar en el silencio

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