he tomado por bandera, los versos del capitán
y los he ido enarbolando, entre volcán y volcán
buscandote despacito entre laberínticos espacios,
para encontrarte sentada entre las flores y el pasto,
desde el lugar donde estoy, no logro desterrar el velo,
que cubre todo tu rostro, aún sombrio y sereno,
a tu vera yo camino, para que sientas mis pasos,
tu indiferente y etérea te mueves para otros lados,
inexplicable parece, que no me quieras contigo,
cuando me paso la vida, tratando de ser tu amigo,
sembrando voy margaritas y recogiendo luceros,
y aparcando en las orillas, de arcoiris y destellos,
solo para que me mires y no frunzas la roja boca,
he sustraído de libros miel , baobabs y palomas,
y en legajos tu nombre, pegado en pétalos de rosa,
todo pareciera inútil vano, todo me causa zozobra,
cuando levantado alto el mentón, pasas y me ignoras,
ay de mí, que ya he robado, los versos del capitán,
y retenido hasta el sol, para que no se hunda en el mar,
salpicado de azucenas, jazmines y hasta de orquídeas,
sin lograr que te estremezcan o en mi fijes la pupila,
camino detrás de ti, que me vas lanzando guijarros,
que yo no logro esquivar y siguen haciendo daño,
no ceso en mi vil empresa, buscando como anonadarte,
y que de pronto algo de mi, te conmueva y hasta te agrade,
pero se me vuelve cada día imposible y muy ardua la tarea,
y me persiguen duendes, caballeros y hasta míticas sirenas,
porque he hurtado de algunos y otros arrebate a la fuerza,
en este afán, se me han ido acabando y menguando las energías,
quiera dios, no me rehuyas más, o seré sacrificado en elegía,
y un día al atardecer, con clemencia inaudita, pueda liberar al sol,
y que quedarme con la luz de tus ojos y tu amplia sonrisa
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