Ponme en un video porno

donde me beso con la nieve

y es amargo el ponche.

El ardor no sólo quema mis pantaletas.

La vana propuesta del verso droga los minutos que pienso. Olvido lo que quiero contar.

Y pues me la paso desnuda en mi cuarto, insinuando, ya con la iridiscencia encima de mi cuerpo que también nubla los escenarios de lo que todos figuran cuando están mirando.

Hay paraísos que se levantarán del subsuelo y sellarán para siempre el aburrimiento.

Sé que algo hará que todos canten y sientan que rozando son peores

Llegarán movimientos adaptados, coordinados, inesperados, los mejores.

En una nube de energías que tiemblan a las piernas y conducen velozmente la sangre.

Una tecla que pausa la memoria de todo momento.

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