Versos sin tinta ni papel

Versos sin tinta ni papel

NADA

Sé que al final vendrá la nada,

ya no importará el rostro.
será como despojarnos de la máscara de piel
con la que tantos papeles encaramos en la vida.
Cómo fingir,
esconder el odio,
el desamor
o el desdoro.
Ya no se es,
sólo se admite estar ahí,
en una nata de silencio.
La vanidades habrán perdido su oropel,
y el silencio imperará sus claves mudas,
como una sonata de calladas notas.
Quizás lo único que duela,
en la hora en que las palabras se queden sin eco,
es haber tirado los dados,
para desangrar el sueño de los otros,
matando la utopía

SILENCIO

Nos quedamos sin palabras
sin la ansiedad del beso,
el pulso en un limbo,
la mirada ciega,
la piel anestesiada,
el miedo adherido a la piel
como una lapa,
mientras la muerte reptaba
en un silencio de piedra

PARA LA MAGA Y HORACIO OLIVEIRA

Creo que nos buscábamos por el laberinto de calles,

cargadas de tantos besos secretos,

de pequeñas cosas como un farol entrada la noche,

sorprendiéndonos la luna,

abrazados hasta el alma,

instantes que se quedaron detenidos en la memoria,

como una imagen congelada,

y creo que vos pasabas y no te veía,

ni me veías,

como si un hado fatal, nos hiciera invisibles.

Pero, creo que nos buscábamos sin querer encontrarnos,

para prolongar ese suspenso percutido en la piel,

de volver a ver nuestras almas juntas

DE BANDERAS

¡Ay¡ de la vida sin banderas
no de esas que apartan
y dividen,
hablo de las banderas que juntan la alegría,
las que hermanan tu voz y la mía,
esas que nos vuelven poetas del amor,
y nos llevan a cantar
en los acordes de una guitarra vieja,
la razón del beso,
del pan candeal en toda boca,
de la palabra sin freno,
para denunciar la injusticia.
Hablo de las banderas que
emancipan,
que no quieren niños
en las calles,
esas que juntan razones
para la felicidad constante.
Juntemos esas banderas,
que la muerte
no da espera

FRAGANCIAS

Desde aquí donde no te tengo,

busco en los nardos el olor

de tu cuerpo de madrugada.

Aún la brisa del alba

no olvida la fragancia a limonero de tu pelo.

En la antípoda en que estás,

quizás ya hayas mirado esta luna,

tan llena de luz como tus ojos,

en el asombro de tu gruta rebosada

de humedades de la vez primera.

Sé que volverás cuando ya me extrañes.

Dejaré la puerta abierta, para que entres

como una brisa grata,

en la piel de la noche.

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