Rimas del atardecer

Rimas del atardecer

Tania Lezcano

04/09/2018

Camina lejos

El orgullo por bandera,
caminaré hasta el final,
sin importar las cadenas,
nada por perder hay ya.

Luces de bohemia atacan,
ya soy solo un esperpento,
deambulo por mi nivola,
no me importa el argumento.

Salgo por la calle a ciegas,
caminando por el centro,
sola, perdida y atada,
quiero que me lleve el viento.

Y ahora aquí, como si nada,
estoy sin saber estar,
mi cabeza vuela lejos,
buscando mi otro lugar.

Lo encontré hace ya tiempo,
cuando todo aún iba bien,
el refugio de mi vida,
donde vuelvo a florecer.

“Camina lejos”, me dije,
alejé de mí tu ser,
y mi corazón, ya roto,
no quiere volverte a ver.


Una noche

El gemir del viento fresco
me susurra entre lamentos
que te escapas, que te vas,
que te escaparás de nuevo.

Llamaradas y ceniza
del volcán que hay en mi centro,
que se enciende y erupciona
con el calor de tus besos.

Cuando me pierdo en tu cuerpo
y me embriago con tu olor,
cuando la luna saluda
a través de tu colchón.

Se acerca ya la mañana,
el sol sale perezoso,
nos mira desde el balcón
y nos observa curioso.

Tú te levantas gozoso,
yo me hago la remolona,
qué gran placer despertar
disfrutando de tu aroma.

Unos cafés nos esperan
en la pequeña cocina,
un nuevo día ha llegado,
¿quién sabe qué se avecina?

Salgo por tu puerta verde,
aquí ya nos despedimos,
nos veremos otro día
entre el canto de los grillos.


Rimas I

Sentidos que llegan a mi corazón,
y todo continúa girando a mi alrededor.
Mas yo pienso que es tan solo tu recuerdo
pero veo que el ardor que siento dentro no es solo eso,
no, es más que eso, es verdadero,
no es ningún juego, es amor y solo eso.

Porque gris el cielo no se vuelve
si no es por las nubes,
porque el verde de la hierba
con mucha agua se consigue,
porque si tu corazón ha dejado de latir,
mejor será que me aleje de aquí,
que desaparezca y deje de sufrir,
pues si el amor es ternura,
yo no sé qué me pudo ocurrir.

Largos caminos se pierden en el lejano horizonte,
otros nuevos aparecen al llegar la medianoche,
el rugir de cada ola,
el suspiro de dos bocas
en un jardín de amapolas,
que juguetean ardientes,
pegadas las dos personas.

Mas la envidia del destino los separa,
el muy mezquino, los aleja de sí mismos,
dejándolos sin sentido de un fino hilo tendidos,
sin responder las preguntas que ellos hacen entre llantos,
de por qué se les aleja si aún están enamorados,
de por qué se les separa, de por qué vivir no pueden,
si ellos nunca han hecho daño, si no provocan engaños,
por qué a través de los años conseguirá el ruin destino
que ninguno lo recuerde, que ninguno aquello extrañe,
que estén siempre condenados,
que yazcan abandonados en un terreno desnudo,
sin más amparo que el dolor de no tenerse,
de haberse perdido antaño,
de aún sentirse vinculados,
de lamentar no tener sus corazones atados,
el amor como candado
y el sentido común y la razón sencillamente…
abandonados.


Rimas II

Las estrellas dan mil vueltas por el cielo,
yo deseo derretirme entre tus besos,
las nubes no me dejan ver el cielo,
pero da igual, yo me pierdo entre tu cuerpo.

Un reloj rojo se ilumina allí en el centro,
yo doy vueltas esperando ese momento,
el teléfono solloza de tormento,
él también desea que hagas el llamamiento.

Las banderas ahora ya surcan los cielos,
y yo lloro al observar el momento,
los grandes devoran a los pequeños,
no cambiará, es la ley del sucio imperio.

Y tú, ajeno a todo, desapareces,
da igual sea sábado o viernes,
mas, ¿sabes qué es lo peor?,
¡que es tu rudeza lo que me pierde!

Y el recuerdo de unos besos acariciando mi cuello,
y caricias caminando a lo largo de mi espalda,
y terrible descubrir más tarde que todo aquello
no fue más que una cruel y gran farsa.

Y el destino así lo quiso y tú te has ido,
me abandonaste a mi suerte y me he perdido,
no encuentro un lugar que me dé cobijo,
¡regresa a pesar de haberme mentido!

Y camino paso a paso en busca de la cordura,
la perdí nada más besarte y amaneció la locura,
y ahora me doy cuenta de que ahogada en la amargura,
sé que sin ti en mi vida ya no hay ventura.

¡Y que me parta un rayo si alguna vez no te quise!
¡Y que me trague una ola si tu imagen no persiste!
¡Que me lleven las sirenas con su cautivador canto
si hay alguien más en mi vida a quien haya amado tanto!


Rimas III

Y sentirte aún tan cerca,
y volverte a imaginar,
y repetir cada día
¡que te amo cada vez más!

Rosas vuelan por los aires,
tu perfume me penetra,
inundando mis pulmones
y alterando mi conciencia.

¡Vuela, amor, vete muy lejos!
¡No quiero volverte a ver!
Pues no sabes lo que duele
amar sin que pueda ser.

No quiero recibir flores,
no quiero más recordar,
solo deseo esconderme,
dormir en la oscuridad.

Quiero soñar con ser libre,
con reír y no llorar,
con ser yo la que se exilie
de esta absurda realidad.

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