Y ahí, en ese espacio donde sólo entramos tú y yo, nos miramos a los ojos, sonreímos y sin darnos cuenta ya estábamos unidos por un beso que atrae a la pasión y al deseo.
Tus manos recorren mi piel, buscando la humedad que refresca los deseos y abraza tu virilidad.
Con un sutil movimiento entras a mi cuerpo, a mi mente… A mi alma y salen de mi suspiros de placer, que ahogas con tus besos.
Me aferro a ti cuando estamos por culminar eso que empezó con una mirada y una sonrisa y que finaliza tal como inició… Con la diferencia que la pasión y el deseo se quedan guardados para el próximo encuentro.
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