Bienvenida nueva amiga,
la vejiga anodina.
Bienvenido a las noches largas,
al camino del sonámbulo,
a la meada del pequinés,
a la noche interruptora.
Bienvenido a los sueños acuosos
a la medicación ineficaz,
tamsulosina, magnurol, urorec
y a beber litros de silencio
de una oscura agua.
Bienvenido a chocar con
las mil y una noches,
en los negros cincuenta
frente a la puerta del baño.
Bienvenido a la inflamación
benigna de próstata
y sus jubilosas consecuencias.
Bienvenido a la espera
en el inodoro, de pie,
un ojo cerrado y otro abierto.
Bienvenido a la fantastica
ciencia de la urología,
y su maravilloso mundo
donde se desatienden,
acongojados maridos
de miradas inefables.
Bienvenido a la hora
de preguntas y respuestas,
a la balada de la meada
famélica, lastimosa y débil.
Bienvenido a la vejez del Búfalo Bill.
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