Versos para no dormir

Versos para no dormir

Paula Nacenta

10/07/2018

Miedo

La voz se ahoga en la garganta,

dejando mudo un grito de silencio,

tiemblan los huesos por dentro,

culpa de la incertidumbre hallada.

Intuye el peligro el oído,

los ojos no logran ver nada,

no se escuchan sonidos,

todo lo envuelve la calma.

El espacio parece infinito,

aunque las paredes estén cercanas,

el corazón encogido,

y la respiración, acelerada.

Pesadilla

Infinito el abismo a los pies abierto,

la oscuridad lo tiñe todo de negro,

un escalofrío recorre todo tu cuerpo

y un vértigo repentino al no sentir el suelo.

Infinita caída hacia el abismo,

la gravedad no existe, solo el vacío,

nada que frenarte pueda en tu camino…,

Parece tan real, pero solo un sueño ha sido.

El lienzo de la muerte

Como en un cuadro

pintado en negro y blanco,

su piel teñida de plata

aportaba un punto de luz apagada

que la forma de su silueta dibujaba.

Destacando en las tinieblas del lienzo,

solo un toque de color bajo su cuerpo,

el rojo de la sangre desparramada.

Llamó la muerte a la puerta

vestida de traición y engaño,

aunque no la pilló por sorpresa

que se hubiese puesto por careta

el rostro de aquel que fue su amado.

Infierno

El crepitar de las llamas

acuna el silencio reinante

en la oscuridad vacilante

que, intermitente, se enciende y apaga.

Sombras se mueven sin prisa,

deslizándose por la sala,

como un soplo de brisa,

frágiles y delicadas.

Recuerdo son de lo que fueron,

a su suerte abandonadas,

caminando entre el fuego,

que no puede tocarlas.

Pasan la eternidad infinita

en ese lugar encerradas,

claramente aburridas,

melancólicas y solitarias.

Noche de criaturas

Cuando el sol se oculta

salen las sombras a bailar

bajo la luz de la luna

que las quiere alumbrar.

Canta alegre un fantasma

una canción de cuna,

acompañado a la flauta

por una hermosa bruja.

Bailan y bailan en la noche

todas sus criaturas,

bebiendo vino y ponche

y picando aceitunas.

Sentado en un porche

un vampiro bebe solo

y, para entretenerse cose

a su capa un nuevo forro.

Cantando canciones de amor

se encuentra un hombre lobo,

gritando a pleno pulmón

hasta dejarse los bronquios.

De fiesta pasan la noche

todas sus criaturas,

cantando y bebiendo ponche,

y un cóctel de aceitunas.

Mala suerte

Vivía en una casa

con forma de escalera,

pero no le importaba

que mala suerte esto diera.

Había abierto el paraguas

a modo de cabecera

al inicio de su cama

para que sombra tuviera.

De trozos de espejos rotos

estaba el tocador hecho,

con un trece de oro

como lámpara de techo.

Y para completar su fortuna,

tenía un gato negro,

con ojos color de luna

y un collar de terciopelo.

Vampiro

Esperando entre las sombras a su víctima,

el precio a pagar por la vida eterna,

su destino, una condena

que, de haber podido, cambiar querría.

El sacrificio no merece la pena,

de la sangre de otros se alimenta

por haber perdido la suya propia,

viéndose como el malo de la historia,

solo por ser una criatura hambrienta.

El líquido rojo cae por sus dientes,

incapaz de contenerse a su instinto,

señal de un crimen reciente,

que por supervivencia ha cometido.

En triste soledad vaga

ese al que llaman vampiro,

sin poder hacer nada

para cambiar su sino.

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