Me aguijoneas sin piedad, sin cesar ni dar cuartel
Sabes bien lo que me gustas… lo que me atrae de ti
Paseas frente a mis narices arteramente aquello que me prohíbes comer
Finjo indiferencia que no se bien mantener ni parecer…
Como de hojita de alcachofa bien poco néctar puedo sustraer
Mundos abismalmente distintos nos separan
Eso sí que lo sabemos bien.
Buscas equilibrio en tu vida, no te gusta arriesgar
Mas no lograrás obtenerlo, no sin probar el prohibido manjar
aresulta que también yo se aguijonear…
amar es peligroso, siempre hay que arriesgar.
Esta vez no escribo para que me lean
Tampoco para concursar
de cualquier forma se que no voy a ganar,
¡No! Nada de eso,
tenlo muy claro:
Solo quiero desahogar…
que tampoco se si de algo valga
mas algo tiene que pasar.
Las miradas se entrecruzan,
Las malas rimas brotan por azar
Las clases sociales coexisten pero existen
se miran con recelo y se repelen con singular frenesí.
Las diferencias culturales son insalvables,
resentimientos y reproches, históricos, acumulados y contemporáneos, subyacen y emergen por doquier. Va mucho más allá de nuestro parecer.
¿Qué podemos nosotros hacer?
No las podemos borrar, ni contener.
La eterna batalla me tiene loco, a saber cómo va a acabar.
Dos mundos nos separan
Al juntarlos podemos explotar.
Problemas que la vida nos plantea
No hay cuento de hadas ni princesas,
tampoco de caballeros andantes rescatistas,
Don Quijote es una maravillosa colección
de cuentos, historietas y enseñanzas
pero es puramente literaria y filosófica
mas de ninguna manera real,
así pues,
ni La Conquista, ni la Independencia
han decidido terminar.
La vida va como va…
y ésto es asunto de nunca acabar,
en cualquier mísera fonda callejera o restaurante de siete cubiertos lo podemos comprobar,
desde miradas oscas, cargadas de desprecio y desdén, hasta comentarios hirientes, sotto voce, tiernas y finas invitaciones para marcharte a otra mesa, «para que puedas platicar», hasta estruendosos eructos, floridas e ingeniososas mentadas de madre y amenazas de muerte, cuchillo en mano, podemos recolectar.
Los segundos por traumaditos y los primeros también, pero igual por estiraditos y mamoncitos.
Mis pequeñas incursiones en ambos mundos he tenido a bien realizar mas de ninguno de ellos sano y salvo he podido escapar.
¡Ni hablar del peluquín! Cada cuál a su lugar.
Un tal Octavio, en su laureado Laberinto, no lo consiguió plasmar…
desde su pináculo de poder político-intelectual esas minucias no se pueden observar,
Hay un tipo de discriminación al que nadie le quiere entrar, pese a, irónicamente, ser más fácil de explicar, quizá también de justificar…
… es el vertical ascendente, los de abajo con los de arriba se niegan a socializar,
pirrurris, mamoncitos y apretaditos les llaman, no los quieren aceptar…
les escupen a la cara lo que ellos jamás en su vida, ni trabajando como malditos negros esclavos, ni tranzando al güey que se deje, en generaciones enteras han de lograr…
Los unos, en una boda de apoteosis, banquete de super lujo en jardines que ni soñar,
con una fiesta como esas dos casas como la mía, y miren que no es nada chica, podría yo comprar… Así se explica uno cómo aprendieron a, a sus parientes clasemedieros, majaderamente discriminar… De que su abuelo fue un borrachín de barrios bajos y prostíbulos de mala muerte, sirvientas calenturientas y que a causa de todo ello a su abuela una pésima y dolorosa vida supo dar no se han de querer acordar…
¿Para qué?
El Rolls clásico color marfil, con sus vistosos asientos rojos y la emblemática doble R de oro puro al frente, igual que la enorme y brillante parrilla, a la puerta del paradisíaco salón-jardín, a los novios tiene que esperar. El mundo es como es, y ellos, como pocos, lo pueden bien paladear. ¡Pobre chofer! ¡No lo dejan ni cavilar!
Los otros atragantándose, a lo bestia, los chilaquiles con frijoles negros refritos que fueron previamente ordenados pa la borrachera de los ricos, bajo los lavamanos de los ya pestilentes baños, a punto está de asomar el sol, algo nos tenemos que tragar…
… hay que echarnos aguas a turnos, ¡No nos vayan a cachar! Ya bastante lastimoso fue tenérnoslos que chingar… Toda la pinche noche y madrugada en chinga loca para atenderos y …. ¡Aquellos emperifollados y muy apretaditos güeyes ni eso se dignaron a convidar!
La vida va como va… Escenas como ésta cada fin de semana, en cualquier salón de alta sociedad podemos contemplar…
y ésto es asunto de nunca acabar,
el novio ya ni al retrete le pudo ya atinar, temeroso y acalambrado grita su miedo de fallar a la hora de fornicar… Un verbo maldito y perverso que en la primaria ni los jesuitas me quisieron explicar y por mi cuenta tuve que investigar…
entre tanto, en medio de la cruda y salvaje guerra entre los injustos y contrapuestos mundos, como ajena e indolente a cuanto pasa, mi punzante y profundo dolor incluido, tú no paras de aguijonear…
… un extraño y morboso placer te produce, tienes la sartén por el mango y me puedes aporrear…
…en tu maligna mente, lo sueles paladear,
mientras me pregunto ¿Cuándo al fin te podré almorzar?
¿Cuándo al fin te podré besar? ¿Cuándo al fin, mi amada corazón de avispa, nos hemos de al fin encontrar?
Me pediste una recámara rentada a muy bajo precio en mi casa, no te la supe, o quise, negar, preguntaste condiciones, ni una sola pude dar…
ni chance tuve de titubear, mi espacio para meditación tuve que de inmediato desalojar…
y en cuanto me acerco tantito, con cruda dureza me mandas a volar.
tus watts, de inmediato, tuve que borrar…
tu contundente y cruel rechazo no quiero soportar…
tenerte y no tenerte, harto difícil de sobrellevar, tu tranquila inocencia me está a punto de matar…
¿te podré al fin un día besar?
Espero no sea en el más allá,
prefiero de hecho, tenerte más acá…
o de plano a Finlandia, Siberia o Alaska irme ya a ibernar…
No consigo comprenderlo: ¿En semejante desventura… ¿Cómo fue que me fui a embarcar? Tanto cuidado que he tenido, tanto mantener la guardia bien puesta y en alto, y mira lo que me fue a pasar…
La vida, pausada, lenta e inerte, continúa su eterno ritmo y va como va…
quizá, y solo quizá, hasta la muerte misma y quizá ni ésta ese cruel dolor me consiga arrancar.
FIN.
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