No quiero ir al Cielo

No quiero ir al Cielo

NO QUIERO IR AL CIELO

– ¿Y si no quiero ir al cielo? -Preguntó Pepillo a su papá, yo lo que quiero es jugar, divertirme con mis juguetes, ¡ya basta de regañar!

Dormir hasta ya muy tarde, mis videojuegos disfrutar. Acostarme cuando yo quiera, sin tener que madrugar.

Y al salir con mis amigos, a la niña Sofía visitar. Platicar largo y tendido, junto a ella reposar.

Que me invite ella a su mesa y juntos desayunar. Cuando harto yo ya me encuentre, a mi casa regresar.

Jugar con mi perro Fido y mi ropa de barro untar. Que mamita no se enfade, por tenerla que fregar. Y si mi cara me ensucio, ¡pues la lavo y acabar!

Si a la escuela llego tarde, nada me va a pasar. Cuando no tenga yo ganas, pues decido no estudiar. Que al cabo si me reprueban, a nadie le va a importar.

De dulces y chocolates, yo me quiero atragantar, que al dentista se le paga, por mis dientitos tapar.

Vestir como yo quiera, sin tenerme que importar, si hoy llega visita a casa, o a la iglesia hay que ir a orar.

No rezar un Padre Nuestro, cuando me voy a acostar, que al cabo aún soy un niño, ¡ya Dios me ha de perdonar!

Salir libre a la calle, y en mi bici pedalear, que si al fin algo me pasa, mamita me va a curar.

Yo no quiero ir al cielo, pues eso de meditar, la verdad no se me da. Tener que rezar todo el día, de seguro me va a hartar. Y vestir siempre de blanco, ¡qué flojera me dará!

Y eso de tener alas, que no sirvan para volar, ha de ser muy engorroso, ¡y tenerlas que limpiar!

Prefiero disfrutar mi vida, que la infancia se me va. Y seguro esa no regresa, ¡me lo han dicho los demás!

No quiero llegar a grande, y ser como mis papás, salir del trabajo a casa, sin su familia gozar.

Con mis amigos irme de juerga, y en los charcos de agua brincar. Y si llevo tenis nuevos, pues llegando a casa ¡a lavar!

Que aburrido ser un santo y no poder disfrutar. Estar todo el día sentado, sin poderse despeinar…

Hijo mío, escribirte hoy yo quiero, y poderte comentar, si no quieres ir al cielo, ¡Allá tú y tu voluntad!

Solo aclararte debo, lo que a leguas es verdad, pues por lo visto no entiendes, lo que es la libertad.

Si con tus juguetes quieres, todo el tiempo jugar, da gracias de que los tienes, ¡y a un papá que te los da!

De tener amigos presumes, esos nadie te los da. Tú solito te los ganas, y les brindas tu amistad.

Sin embargo nunca olvides que la amistad no es banal, y si la tienes es gracias, a tu formación integral.

Si no quieres estudiar, las consecuencias afrontarás, por mi parte mientras viva, mi apoyo no faltará.

Si te ensucias, si te enfermas, si cabizbajo amaneces, una buena madre tienes, ¡no importa si la mereces!

Ella siempre estarará a tu lado, día y noche sin descanso, y si comer golosinas quieres, ¡el postre será un helado!

El dentista no faltará, aunque trabajar horas extras yo tenga, pues mientras tu padre viva, tendrás quien bien te mantenga.

No quiero desilusionarte, pero abrirte debo los ojos. Si juguetes tienes de más, videojuegos y mascota, una bici que montar y una casa sin cerrojos.

Amigos que bien te quieren y una novia confidente, a la que visitar puedes, cuando estar quieres presente.

Una casa, una escuela, ¡tenis nuevos!, mucha ropa que ponerte, unos padres que te aman y que pueden mantenerte. Si todo esto tú posees, sin tener que hacer ya más, es porque querido hijo mío … ¡EN EL CIELO TÚ YA ESTÁS!…


TODO TE DI


Te di mis miedos y los convertiste en Fe.

Te di mis dudas y las convertiste en Esperanza.

Te di mis mentiras y las convertiste en verdades.

Te di mis sueños y los convertiste en realidades.

Te di mi sangre y la convertiste en miel.

Te di mi corazón y lo convertiste en azúcar.

Te di mi semen y lo convertiste en hijos.

Te di un anillo y me convertiste en esposo.

Te di mi cartera y me convertiste en pobre.

Todo lo que te doy lo transformas.

Nada te parece bien.

Ahora, gracias a ti, soy un pobre diabético con un corazón de azúcar y miel corriendo por mis venas y con cinco chilpallates que mantener, sin sueños, pero eso sí, con mucha Fe, Esperanza y confianza en mí mismo …

AMOR AMOR


Escribir al Amor,

es susurrar una oración.

Es bendecir el viento,

es alabar una flor.

Agradecer la vida,

apreciar un don.

Acariciar el alma,

alimentar la pasión.

Es beberse un buen libro,

aderezado de ilusión.

Revivir la infancia,

liberarla de rencor.

Sentir la brisa matutina

matizada de color.

Reavivar el espíritu,

enaltecer el perdón.

Extasiarse de dicha

y emborracharse de esplendor.

Procrastinar el duelo,

erradicando el dolor.

Navegar por el subconsciente

entre mares de algodón,

en barcazas de Esperanza,

con velas de acitrón.

Alimentarse de optimismo

y respirar Emoción.

Tener en lugar de sangre,

ríos de alcanfor.

Surcar los mares surfeando,

sobre olas de ilusión.

Bucear en los sentimientos,

paladeando la ocasión.

Murmurarte al oído

una suave canción.

Y aprovechando el instante,

secuestrar tu corazón.

Pedir por su rescate

de luciérnagas un millón.

Y sin poder contenerlas,

que me baste una ilusión.

Cobijarte dentro de mi alma

con sobredosis de pasión.

Y en el éxtasis de tu cama,

converger en oración.

Y en ese sagrado instante, nuestros cuerpos ya no importarán,

pues fundidos juntos en una sola alma, a la eternidad sentido darán.


DISCAPACIDAD


Una brecha en mi vida.

El ocaso lo atestigua.

Ilusiones truncadas.

Amaneceres prometidos vislumbran almas engañadas.

O sueños perdidos.

Madrugadas de hospital.

Días comprometidos.

Otro hijo, uno más.

Esperanzas fallidas.

Fe desquebrajada.

Amor compartido y sentimientos incomprendidos.

Maldiciones que surgen como queriendo calmar anhelos inmerecidos.

El cielo se devalúa sin importar su prestigio.

No importa ya más nada.

Solo el presente permanece como testigo.

Se vislumbra la tormenta presagiando un destino.

La insertidumbre acomete y al corazón somete.

No hay lágrimas suficientes para acatar un designio.

Ni aire que alcance para sobrevivir sin vestigio.

Alboradas desteñillas decoloran su arribo.

Y con la aurora se mezclan matizando un artificio.

Solo el alma permanece cual guardián de oficio.

Pero aún ella se doblega a lo largo del camino.

Las lágrimas dejan huella y la tierra reblandecen.

Suplicando piedad sin saber si la merecen.

Solo el perdón como solución se ofrece.

Y ante un cuerpo desgastado el espíritu resplandece.

Será el destino.

O un viejo Karma.

Que en otra vida justicia clama.

O será si acaso bendito Dharma.

Para en un futuro usar como arma.

El cielo grita con mil canciones.

Como un susurro apenas se escucha.

Perciben la nota los corazones.

Y aunque sólo entonces la dicha es mucha.

Suficiente resulta para secar las lágrimas.

Mirando al cielo una oración provoca.

Si vertir tuviera de mi sangre la última gota.

Como gratitud eterna resultaría aún poca …



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