Con la fuerza y la pasión de quien ama la poesía , Miss Coni, remecía nuestros pequeños corazones haciéndolos vibrar de emoción al hacernos recordar nuestros primeros amores.
Cómo olvidar su voz, sus ademanes, sus gestos; sus regaños hoy me suenan a miel: «le falta emoción, señorita», «se comió una coma», «escriba como si fuera a leerlo el amor de su vida», «Bécquer no se merece este atentado».
Han transcurrido más de veinte años y aún llega a mis oídos: » …desengáñate,
¡así… no te querrán!»
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