Asisto al taller, estoy en blanco.
Encontré una carta que no le envié, me entristece recordarme tan vulnerable.
Me hizo falta, debió arroparme cuando más le necesité, habría sido todo más fácil; nunca entendí su frialdad. Un domingo me marché del pueblo huyendo y terminé perdida en un país lejano, he olvidado cómo regresar; cargo el cuerpo, mas no el corazón.

Acudo al maestro, revisa mi borrador sorprendido al enterarse que no soy huérfana.
El tiempo lo cura todo, o casi todo… eso decías, Mamá.

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