Una mañana de otoño, todavía se nota más el calor del verano que el frío del invierno que se aproxima.
Un piso de una ciudad de provincias en un barrio de clase media , una familia más a la hora de desayunar.
Fernando el padre es dueño de un taxi, su mujer, trabaja en un hospital y aunque solo es empleada de limpieza, en el hospital la conocen todos.
Los enfermos cuentan con ella para cualquier cosa, le cuentan sus problemas y ella les ayuda en todo lo que puede.
María disfruta con su trabajo. Tienen dos hijos, Javier estudia en la capital en la universidad de medicina, quiere ser cirujano, prefirió estar fuera de su hogar, pues muchas de sus ideas no eran compartidas por su padre. Pilar la hija pequeña tiene doce años es una chica deportista y tiene muchas amigas.
Esta mañana no hubo buenos días cariño, Fernando se levanto se arreglo, salió a la cocina y se sentó a esperar el café, cogió el periódico deportivo y discutía el solo con los resultados de la quiniela, otra semana no pasaría de nueve aciertos.
María tampoco dijo buenos días, la discusión de la noche anterior le había dejado triste, la intransigencia de su marido y la falta de solidaridad le causaba mucha pena.
A su marido no le gustaba la idea de acoger a un refugiado en su casa, la idea fue de sus hijos, había sido Pilar la hija pequeña que viendo las noticias una noche lo sugirió de la forma más inocente, a nosotros nos quedara una habitación libre cuando Javier se vaya a estudiar, dijo, podríamos recoger a alguien en casa.
Tu estás loca meter a un desconocido en casa, quien sabe las cosas que te puede acarrear dijo su padre, Javier enseguida dijo
– Tendrías que verte tu en su posición para saber lo que pasan esas personas, por que son personas como nosotros.
Todo esto ya en tono de discusión. María tuvo que acabar con la discusión y dijo esto lo hablaremos vuestro padre y yo, pero la decisión será entre los cuatro.
Javier tuvo que decir la última palabra.
– Mi habitación esta libre y yo viajo mañana, por mi no hay problema y además Mama ya se informo.
Fernando. – Como siempre tu María, haciendo por los demás sin contar conmigo, me voy a dormir.
Esa noche María llamo a su suegro y le dijo
– Por favor Mariano te necesitamos en casa vente mañana sin falta.
Mariano el padre de Fernando acudiría sin falta desde su casa en Francia.
Maria dejo de recoger y tuvo que volver con el tema en discordia.
– Fernando me informe muy bien este hombre, Said, en su país, era un trabajador mas como nosotros, tenía una casa y una familia y ahora no tiene nada, su familia muerta y su casa destruida.
-María quieres que lo apruebe y no lo are, no me puedo negar, pues la casa es de los cuatro y sois tres contra uno, pero no me gusta tener desconocidos en casa y menos que no hablen español.
-Said en Siria era profesor de ingles, tú siempre dices que te gustaría tomar clases para tu trabajo para entender mejor a los turistas.
-A los turistas no a los emigrantes. Acentúo Fernando.
-Este señor Said, no es un inmigrante es un refugiado. Y podría ayudarte te puedes acostumbrar a hablar con él en ingles.
– En esta casa no se cambiaran nunca ni las costumbres ni los menús se comerá de todo, no quiero costumbres extranjeras.
– Lo dices por si es musulmán, lo es y que, es que tú viajas con tu Biblia cuando sales de España.
-Y además viene hoy ¿ a que qué hora ?
Fernando no quería entender a María.
Entonces la pequeña Pilar, amparada debajo de la puerta, escuchando la riña y creyéndose la causante, entro en la conversación.
– Si es musulmán es como mi amiga Sheila, cuando voy a
su casa su madre nos prepara un estofado riquísimo.
– Si Pilar ,dijo su padre yo también conozco árabes, Mustafá hace muchos años que trabaja en el taxi haciendo muy buen trabajo para un amigo nunca se queja de los turnos no
como muchos españoles, y nos trae unos dulces buenísimos, que hace su mujer, sabes siempre le estamos cargando, pero una tarde que se los olvido, le tomamos el pelo, como que nos enfadábamos y al rato apareció su mujer Razila, vino de propio en autobús, siendo su marido taxista, que cosas.
Pilar escucho que llamaban a la puerta y se levanto muy rápido.
– Yo abriré. Corrió por el pasillo hasta la puerta y la abrió sin mirar., Su madre se levanto y la siguió.
Pasaron unos minutos y Fernando pregunto.
– María, Pilar, ¿Quien es?
La niña corrió hasta su padre y le conto emocionada.
– Papa, es que me está contando cosas de la guerra,cuando perdió a su mujer, sabias que estuvo en un campo de concentración y que pudo escapar, y luego paso años exiliado, me cuenta que tuvo que andar cientos de kilómetros perseguido por las bombas.
– Pilar si es el señor Said, el Sirio dile que pase y
no asuste a la niña.
– No Fernando no es Said, es Mariano tu padre, vino de
Francia. Como siempre sin avisar.
Pilar le guiño el ojo al abuelo.
– Pase Mariano le preparare un café.
Y entro un hombre muy mayor con boina y una cara muy curtida.
– Hola hijo recogerás a tu padre unos días.
Fernando no veía mucho a su padre, había rehecho su vida en el exilio.
– Hola Papa, que sorpresa.- Que sepas que tenemos invitados, hasta que termine la universidad, Javier cedió su habitación, tendrás que dormir en el sofá. Dame un abrazo, luchador.
Se abrazaron.
Said es un buen profesor de ingles en su tierra y lo mejor un buen taxista en otra tierra.
.Si seguimos poniendo fronteras alguna vez nos tocara ser el desconocido..
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