Sentados alrededor de una mesa, desgranando historias, frases, palabras, enredadas por dentro, buscando su orden para que surja el cuento.

Sembrar palabras.

A Marina le creció una historia de amor y olvido.

Semillas.

A Adriana un disparo sordo en busca de una sien atormentada.

Semillas, criaturas.

El hombre a mi derecha fue al encuentro ineludible con su destino, lo vistió sugerentemente de rojo y negro.

Semillas, criaturas, fábulas.

Es mi turno, brotan las palabras.

Me crecieron 500. Éstas son.

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