La misión de la pequeña criatura.

La misión de la pequeña criatura.

Jose MHR

11/11/2025

– La leyenda de las esferas
– Escena: Capitulo 0. La misión de la pequeña criatura.

La pequeña criatura se encontraba en un momento crucial de su vida. Su ama y mentora, Samy, le había encomendado una tarea de gran importancia relacionada con los humanos. Sin embargo, antes de partir en su misión, la criatura sabía que necesitaba saber más sobre estos seres tan complejos y enigmáticos.

Esta pequeña criatura tenía un cuerpo robusto y compacto, cubierto de escamas iridiscentes. Aunque su tamaño era diminuto, sus garras eran afiladas y letales. A pesar de tener pequeñas alas, que apenas le permitían volar durante breves segundos, disfrutaba saltando y trepando a lugares altos, donde se sentía seguro y protegido. Sus grandes ojos expresivos reflejaban su curiosidad y astucia, mientras que su boca albergaba dientes pequeños pero afilados.

No era la primera vez que tenía que interactuar con humanos. Hace apenas unos años, se vio obligado a lidiar con reyes para cumplir una misión encomendada. Durante meses, dedicó gran parte de su tiempo a estudiar cómo interactuar con ellos de manera diplomática y correcta. A pesar de tener una corta edad de tan solo un centenario, su talento y habilidades impresionaron incluso a la mismísima Samy, quien lo aceptó como su mano derecha.

Para él, era fundamental quedar en buen lugar, y por esa razón, decidió acudir a la biblioteca de los ancianos para revisar información sobre los humanos una vez más. Sabía que los humanos con los que tendría que tratar en esta ocasión eran diferentes a los que había tratado anteriormente.

El templo donde se encontraba la biblioteca era un lugar enorme, habitado por muchas criaturas despreocupadas que se dedicaban a corretear de un lugar a otro. Samy, la dueña del lugar, no veía ningún problema en ello, y acogía a todas las criaturas que no supusieran una amenaza para el lugar.

Sin embargo, para esta pequeña criatura, el templo era su hogar y conocía todos los caminos a la perfección. Por lo tanto, no tuvo problemas para volar directamente hacia la biblioteca sin perderse en el camino.

No obstante, surgió un problema: sus pequeñas garras no podían sostener los libros que necesitaba. La criatura se sentía frustrada y algo preocupada, pues sabía que el éxito de una misión dependía en gran medida de la información que pudiera obtener.

Samy, con su capacidad para observar y conocer todo lo que ocurría a su alrededor, excepto cuando alguien estaba encerrado en la sala de las proyecciones, notó que la pequeña criatura estaba enfrentando dificultades. Para Samy, esto no suponía un problema en absoluto. De hecho, ni siquiera necesitaba estar presente para ayudar. En ese instante, el libro que la criatura buscaba comenzó a moverse por sí solo, flotando hacia el suelo y abriéndose automáticamente. Este libro en particular había sido adquirido de los propios humanos durante una de las últimas visitas de Samy al mundo humano, y su contenido era de gran interés para la pequeña criatura.

Con mucho cuidado, la pequeña criatura se sentó en el suelo frente al libro. Sabía que debía mantener cierta distancia para no dañarlo, ya que no era la primera vez que sin querer había quemado o arañado objetos. Aunque Samy era conocida por su bondad con las criaturas, la pequeña criatura no se atrevía a imaginar cómo sería ver enfadada a su ama. Así que, con precaución, comenzó a leer el libro con gran interés:




«En un tiempo olvidado, cuando el mundo aún estaba en su infancia, todas las criaturas vivían en armonía. La paz reinaba en todo el territorio y la cooperación era la norma del día.

Pero los humanos eran diferentes. Siempre buscando más, sedientos de conocimiento y poder, comenzaron a construir torres que alcanzaban las nubes y barcos que navegaban a los confines del planeta. Incluso se aventuraron a cavar agujeros en la tierra, anhelando descubrir lo que se ocultaba debajo de la superficie.

Las criaturas, preocupadas por el comportamiento de los humanos, decidieron apartarse hacia las tierras más lejanas de estas construcciones, donde podrían vivir en paz y alejados de los experimentos de los humanos.

Pero había otros seres, los ancianos, que habían existido desde antes y siempre se habían mantenido al margen. Observaban desde lejos la evolución de los nuevos humanos. Su continua expansión y curiosidad por descubrir y comprender el porqué de las cosas había despertado cierta inquietud en los ancianos, que los empezaban a considerar una futura amenaza.

Cuando los ancianos observaron que las construcciones de los humanos eran demasiado altas, sus excavaciones demasiado profundas y sus viajes demasiado lejanos, decidieron que tenían que tomar cartas en el asunto.

Nadie sabe cómo ni cuándo ocurrió, pero los humanos empezaron a ver diferencias entre ellos que antes no veían. Surgió el sentimiento de desconfianza y empezaron a dejar de entenderse entre ellos. Poco a poco empezaron a rechazar a los que no eran iguales a ellos. Sin que nadie supiera cómo surgió, empezaron los enfrentamientos entre ellos. Las discusiones fueron cada vez más intensas, surgieron las armas, y en poco tiempo estalló la guerra entre humanos.

Los ancianos decidieron sellar el territorio central dentro de una barrera triangular, donde se concentraban todas las disputas. Una barrera que nadie podía ni entrar ni salir, dividiendo el territorio en tres zonas.

Los territorios que quedaron apartados a cada lado quedaron a su suerte y aislados. Pasaron los años, y ambos aprendieron a vivir a su manera y a prosperar. Muchos años pasaron desde entonces, sin que volviera a haber incidentes. Los humanos volvían a vivir una época de prosperidad y armonía, olvidando la existencia de aquel pasado.

Pero, en los últimos 100 años, algo cambió en uno de estos territorios aislados, provocando que su crecimiento y evolución tecnológica crecieran a una velocidad nunca vista. Llegando a la actualidad, despertando de nuevo la preocupación de los ancianos, cuyas miradas vuelven a estar pendientes de los humanos, sabiendo que deben evitar dicho crecimiento antes de que vuelvan a destruirse a sí mismos.»

Archivo 3.14 Sección Mitos antiguos. Archivos de Celestia.

Algunos de los textos ya le advertían sobre los profundos cambios que el mundo humano había experimentado desde su última visita. La joven criatura comprendió que el mapa que había trazado posiblemente había quedado obsoleto. Ese mapa fue posible gracias a la ayuda de su amigo humano Pedro, a quien se lo pidió durante su última incursión al continente, dándole múltiples indicaciones durante horas sobre cada detalle que debía tener el dibujo. A pesar de ello, confiaba en que aún le sería útil, pues la geografía no debería haberse transformado tanto en un lapso de 100 años.

Se retiró a sus aposentos para darle un último vistazo a su viejo mapa antes de emprender su largo viaje.

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