A Lara (Brenda y Morena)


A Lara

(a Brenda y Morena)

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”
Mateo 5:3


Son tus labios unidos por la muerte
el más puro silencio sepultado.

Pablo Neruda

Queda tu estampa al sol, rústico trigo
de espiga y palpitante rojo
al sol de pan, de agua y de tormenta
en el profundo suburbio intransigente.
Tanta pobreza en vos fundida, larga miseria,
sumergida la vida entra cartones.
Tiempos de harapos en el alma,
de hambres y desesperanzas
sin promesa de primaveras que te envuelvan
tan solo en sombras tu cuerpo a la intemperie.
En la agonía nocturna de la atávica tierra,
al sur donde se acaba la esperanza
quedó sumergida tu garganta
y en ella los secretos de tus sueños.
¿Quién te ha arrojado ahí, a esa sepultura
de tormentos, de viejos lamentos repetidos,
pureza dolorosa y fatigada?
Has bebido la copa de la muerte
siendo una niña de dientes apretados.
La intimidad de tu mirada machacada,
tu piel en un temblor de hilos,
tus rosados pulmones turbulentos,
el polen de tus flores enlodado.
Vengo hasta aquí a pronunciar tu nombre
en medio de la furia. Lara, fresca tu sangre aún,
repito Lara como viento errante.
Sumo al ultraje de esa noche amarga,
los nombres de Brenda y de Morena.
Tu cuerpo lacerado en la tortura
busca sosiego en las voces de este pueblo
que exige a viva voz justicia.
Tu madre asume tus manos mutiladas
y acaricia con ellas tu insoportable ausencia.
Llena de amor te salva y te devuelve
a los momentos previos de la sangre.
Con tu muerte brutal, de algún modo,
todos hemos muerto esa mañana.
El alba septembrina nos ha envuelto en su llaga.
¡Son tantas las mujeres muertas cada día!
Tantas y tantas cuyos nombres repetimos
femicidio tras femicidio, que en los rabiosos
twitter del misógino presidente nunca tendrán cabida.
No tienen consuelo el porvenir
de esta manera. Si no hay justicia,
si todos los demonios implacables
siguen orondos por la vida,
si los señores de la droga se ufanan
de los crímenes que cometen contra el pueblo,
habrá que hacer justicia a nuestro modo.

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