Conversaciones…
-Ya quiero que llegue nuestro primer beso – me dijo mientras miraba la pantalla sonriente. Nuestras vidas estaban separadas, vivíamos en otro destino el cual, equivocó deliberadamente.
-Cómo será?? Te lo has imaginado alguna vez? Le dije juguetona.
– Muchas veces..y tú? – deje el móvil un instante mientras mi marido se despedía para irse a la cama, yo le dije que iría más tarde , al parecer al otro lado de la pantalla sucedió lo mismo, esa pausa interminable…
-yo también – pude decirle por fin..- pero dime cómo lo has imaginado tu?..en qué lugar?
– yo lo he imaginado de dos maneras….
La primera
Llegas a mi casa, apenas abras la puerta, te atrapo de la mano y sin dar tiempo a que reacciones, te devoro la boca con un desespero salvaje sin permiso, sin espacio para negarte porque aunque intentes alejarte, te aprieto fuerte contra mi cuerpo,y sigo ese beso con un hambre voraz .
Te arrastro sin palabras hacia mi habitación, la ropa cae en un suspiro, y me entrego con mi boca a tu sexo , explorando cada rincón, encendiendo cada centímetro de tu humedad piel que implora. No importa si dices no, porque sé que en el fondo tu deseo se rinde a este fuego que arde entre nosotros.
La segunda escena es distinta, pero igual de ardiente.
Te espero frente a mi portal, mientras aparcas tu coche lejos de miradas indiscretas. Subes rápido y yo me acomodo en el asiento del conductor. Conduzco tu coche hasta mi parking, donde lo aparco y subimos en el ascensor Antes de que la puerta se cierre, me lanzo sobre ti, besándote con ansia, con locura …sin permiso, porque ya eres mía. Tu cuerpo se rinde, y ese beso nos consume a ambos, nos eleva sin importar si alguien nos ve o escucha. Entramos en mi casa fundidos en un solo deseo, arrancándonos la ropa sin compasión, dejando un rastro caótico hacia la habitación. Te tumbo en la cama …te devoro con la boca, chupando, mordiendo, besando cada zona que me pertenece. Te giro y te hago sentir mi boca en un 69 perfecto, tus fluidos se mezclan con mis ansias y mis gemidos. Nos entregamos a la pasión sin pausas, una y otra vez, hasta que el placer nos desgarra y nos consume por completo….
– Vaya …lo tienes todo pensado eh?- respondí casi sin aliento..
– y tú? Dime…cómo lo imaginas tú?
La noche se alargaba y el deseo se filtraba en nuestra conversación…
– Como he imaginado nuestro primer beso….- cerré los ojos y mi mente se llenó de imágenes turbias y muy calientes…
– Me vienes a buscar al trabajo, con tu corsa de cristales tintados. Yo estoy muy nerviosa, las horas no avanzan pero al final mi toque de queda estaba en alza. Salí y con mis ojos buscaba tu coche, lo aparcastes lejos de mi zona laboral,tal como te dije. Abrí la puerta..me sonreíste, me senté despacio porque a partir de ese momento sí que deseaba que el tiempo se detuviera en ese instante…nos miramos, ni siquiera nos dijimos un hola…temblaba, sudaba y cuando quise mentar palabra te abalanzaste y te tragaste todo el vocabulario . Nuestros labios chocaron con una brusquedad impresionante, nuestras lenguas se degustaron una y otra vez , así durante varios minutos, arrancando nuestros latidos, acariciándonos el cabello, el cuello, apenas… respiro.
Nos detuvimos a coger aire y reanudamos la pasión…otra vez me encontraba en esa odisea de fluidos, de mordidas, de sonidos, estaba tocando el cielo y no siquiera los habíamos movido…
– Buff cariño..que más..
– Arrancaste el auto y me dijiste que íbamos a un lugar especial..empecé a ver el paisaje, zonas que me eran familiares, la autovía que nos dirigía de cabeza a la lujuria, al deseo..y de pronto una de tus manos ascendió por mi pierna apartando mi vestido, mi corazón volvió a desbocarse y por inercia las abrí mientras tu mano apartaba el tanga hacia un lado, explorando ese húmedo infierno, penetrando , hundiendo hasta el fondo de mi centro…gemi mientras me abría más y te notaba dentro alcanzando mi zona cero, la misma que me hizo gritar mientras arañaba el asiento.
A partir de ese momento, dejé de ver a donde me llevabas solo podía disfrutar de ese glorioso momento. De repente llegamos al destino, lo reconocí enseguida, era el bosque de la riera que había tras nuestro barrio donde pasamos la infancia. Los arboles habían arrasado el terreno, el agua de aquel mágico lugar estaba estancada, las hierbas habían crecido y el coche se quedó camuflado entre la maleza.
Nos miramos de nuevo y aquello solo podía avanzar.
Nos besamos, nos comimos la piel, te bajaste la cremallera dejando a salvo la fiera y con sutileza me acompañaste a tu erecto mástil que reclamaba recompensa. Lo agarré suavemente, baje la piel, lamí tu glande , gemiste, mientras abría mi boca y me hundía hasta que no pude más. Te masturbé con delicadeza mientras lamía como un helado golosa y atrevida.
Me agarraste del cabello y comenzaste a trotar cada vez más fuerte, más hondo, visceral.
Yo me agarraba donde podía, y tú no parabas de gemir, de pedir más y volverme loca, poseída, hambrienta…levantaste mi cabeza , me buscaste los labios y de un impulso me llevaste a horcajadas sintiendo todo tu miembro viril. Apartaste mi tanga, estaba tan húmeda que sin esfuerzo entró como un tsunami…me quería morir…tus sacudidas incendiaban mi sexo, tocaban mi punto álgido , vibraba cabalgando encima de ti.
-Oh dios mío…sigue…- me escribió seguido de una imagen…su afilada lanza, erecta, dominante, sus venas con todo su cauce, y yo tocándome, excitandome…
– Me volteaste sentada sobre tu falo, me agarré al volante, separaste mis nalgas y me emplaste con delicadeza, suave, hasta llenarme de todo tu manjar..
– Oh cariño…eres deliciosa, me estoy masturbando solo con pensar en ese día…
– Yo también, amor, te deseo tanto…
– Dime…que más…DIME!!! – aquella última palabra escrita me hizo sospechar que estaba a punto de venirse, más o menos como yo que no paraba de penetrarme, mientras intentaba escribir con la otra mano…
– Tu miembro era parte de mi cuerpo estaba tan dentro , tan caliente, tan erecto, que el dolor terminó siendo una tormenta de placer donde nos movíamos sin rumbo, locos, arrítmicos pero lascivos.
Me mordiste el lobulo de mi oreja mientras gritaste mi nombre y ahí…sentí como chorreaba mi pubis y como entraba tu néctar esparciéndose dentro, ardiente, perfecto. Te apartaste ,aún te quedaba munición y desde ahí buscaste mi sexo y volviste a penetrarme …me incorpore hacia adelante mi cabeza la sostenía el volante mientras dejaba mis dientes en el cuero desesperada.
Tus sacudidas aumentaron , tus caricias clitorianas me perturbaron y volví a tener otro orgasmo mientras sentía latir tu clímax, en mi centro…
Dejé descansar la historia, necesitaba acabar y al parecer no era la única…
Al cabo de diez minutos me contestó…
– Cuando podremos vernos? Cuando nos daremos ese primer beso?…
Baje mi cabeza, ladeando el peor de los pecados…pero el destino nos había… fallado..
Esther Rodríguez
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