Capítulo 17 – La Conspiración y el Despertar de un Artista Supremo
La noche después de la subasta internacional aún vibraba con murmullos y comentarios sobre el joven misterioso que había gastado miles de millones sin pestañear. Kaito Ayanami había dejado una huella imborrable en la élite mundial. Los magnates, herederos y líderes de grandes clanes no podían ignorarlo. Pero, como suele ocurrir cuando una estrella brilla demasiado, las sombras empezaron a moverse con la intención de apagar su luz.
En un lujoso salón privado de la mansión de los Kurohane —una de las familias más influyentes en Asia— varios representantes de clanes poderosos se reunieron. El ambiente estaba cargado de tensión y envidia.
—Ese chico… —gruñó un hombre alto de traje gris, uno de los jefes de la familia Lichtenberg de Europa—. Tiene apenas diecisiete años y ya humilló a todos en la subasta. ¿Quién se cree que es para gastar sumas que ni siquiera nosotros mostramos con tanta arrogancia?
—Kaito Ayanami… —murmuró Madame Yukari, presente en la reunión, aunque su rostro permanecía sereno, como si estuviera observando desde la distancia—. Su nombre ya está grabado en la historia de las subastas internacionales. Pero… ¿creen que será tan fácil aplastarlo?
—Si no lo hacemos, pronto dominará cada mercado —intervino un representante de los Shingenkai, poderosos en Japón—. No podemos dejar que un niño controle lo que a nosotros nos tomó generaciones construir.
Los planes empezaron a fluir: sabotajes, ataques financieros, manipulación de la opinión pública, incluso trampas dentro del mundo empresarial. Era evidente que una alianza contra Kaito estaba naciendo.
Mientras tanto, en el gran salón del evento, donde se celebraba la clausura de la subasta, las luces brillaban y la música clásica llenaba el ambiente. Los invitados conversaban, brindaban con copas de champán y comentaban entre murmullos los movimientos de Kaito.
Él, vestido con un elegante traje negro, permanecía tranquilo, como si nada lo perturbara. A su lado, su padre disfrutaba con una mezcla de orgullo y sorpresa, mientras su hermana pequeña, aún en uniforme escolar pero ahora impecable, lo miraba con una sonrisa tímida.
De pronto, el Sistema sonó en su mente:
📢 Misión activa: Demuestra tus nuevas habilidades en la fiesta de la subasta.
Objetivo: Deja huella en los corazones de todos los presentes.
Recompensa: Reconocimiento absoluto e influencia social aumentada.
Kaito sonrió. Era el momento perfecto para poner a prueba los dones artísticos que había recibido: Cantar, bailar, tocar el piano, componer música y un oído entrenado sobrenatural.
Un silencio expectante se apoderó del salón cuando Kaito se dirigió al escenario, donde un majestuoso piano de cola negro aguardaba. Muchos lo miraron con incredulidad.
—¿Qué planea ese mocoso ahora? —susurró un anciano empresario europeo.
Kaito se sentó frente al piano, colocó las manos sobre las teclas y comenzó a tocar. La melodía fue tan pura, tan perfecta, que parecía que cada nota acariciaba directamente el alma de los presentes. Su habilidad SSS de tocar el piano convirtió aquella pieza en algo que trascendía lo humano: cada acorde tenía la fuerza de una sinfonía celestial.
Pronto, su voz se unió a la música. El canto SSS resonó en el salón como un hechizo. Los invitados dejaron de hablar, de moverse, incluso de respirar por unos segundos. Era como si las notas hubieran congelado el tiempo. Las palabras de Kaito no eran solo sonido: eran emociones puras que penetraban en lo más profundo del corazón.
Algunos comenzaron a llorar sin saber por qué. Otros sonrieron como si recordaran momentos felices de su infancia. Incluso los empresarios más fríos y calculadores sintieron que algo dentro de ellos se quebraba.
—I-imposible… —balbuceó una mujer de la familia Romanov—. ¿Cómo puede cantar así?
—No es humano… —susurró alguien más.
Pero Kaito no se detuvo ahí. Al terminar su canción, se puso de pie y la música cambió. Sus movimientos comenzaron a fluir como un río, y el baile SSS hizo que cada paso, cada giro, cada gesto pareciera una obra maestra. No era un simple espectáculo: era la perfección en movimiento, una danza que parecía narrar historias invisibles.
El público quedó hipnotizado. Nadie podía apartar la mirada. Incluso Madame Yukari, que rara vez mostraba emoción, dejó escapar una leve sonrisa de fascinación.
El entrenamiento auditivo SSS le permitió adaptarse a cada detalle de la orquesta, anticiparse a los sonidos y sincronizar sus movimientos con una precisión imposible para cualquier ser humano.
Mientras la mayoría del salón estaba rendida ante el talento de Kaito, en un rincón los conspiradores que habían planeado su caída comenzaron a sentir algo incómodo: miedo.
—Ese chico… —dijo el jefe de los Shingenkai con voz temblorosa—. Si no lo detenemos ahora, no habrá manera de frenar su influencia.
—¡Nos manipula con su música! —acusó el europeo, aunque su rostro estaba empapado en lágrimas que no podía controlar.
Era irónico: incluso sus enemigos más férreos no podían resistirse al poder de sus habilidades.
Cuando Kaito terminó su demostración, el salón entero estalló en aplausos atronadores. Algunos invitados incluso se pusieron de pie para ovacionarlo. Jamás en la historia de aquellas reuniones alguien había causado tanto impacto sin necesidad de dinero, solo con talento.
El maestro de ceremonias, con la voz aún entrecortada por la emoción, anunció:
—¡Señoras y señores, demos un aplauso al joven maestro Kaito Ayanami!
Los reflectores lo iluminaron y Kaito inclinó la cabeza con una sonrisa tranquila.
Pero mientras disfrutaba del reconocimiento, el Sistema volvió a sonar:
📢 Alerta: Se detectan conspiraciones en tu contra.
Objetivo oculto: Mantente en guardia. Tus enemigos están tramando tu caída.
Kaito frunció el ceño. No necesitaba que el sistema se lo dijera para saberlo: podía sentir las miradas cargadas de resentimiento entre los aplausos.
Más tarde, durante la cena, varios magnates intentaron acercarse a él para tenderle trampas disfrazadas de negocios. Le ofrecieron inversiones dudosas, alianzas en apariencia ventajosas pero llenas de riesgos ocultos.
Kaito, sin perder la calma, activó su habilidad SSS de Gestión de riesgos y Dominio empresarial. Con una sonrisa cortés, analizaba cada propuesta en segundos y detectaba las intenciones ocultas detrás de cada palabra.
—Agradezco su interés —decía con elegancia—, pero esa propuesta no encaja en mis planes actuales.
Su manera de rechazar era tan impecable que nadie podía acusarlo de ofensa, pero al mismo tiempo quedaba claro que no podían engañarlo.
Cuando la fiesta llegó a su fin, Kaito salió al balcón para tomar aire fresco. La luna brillaba en el cielo nocturno, y por primera vez en mucho tiempo, se permitió un momento de reflexión.
“Ya no soy el mismo chico que apenas tenía una familia pobre y un uniforme escolar sucio… Ahora estoy en medio de un juego peligroso contra los más poderosos del mundo.”
El Sistema volvió a hablarle:
📢 Misión completada: Demuestra tus habilidades en la fiesta.
Recompensa obtenida: Reconocimiento absoluto. Influencia social aumentada ×10.
Kaito cerró los ojos y sonrió. Sabía que la batalla apenas comenzaba. Sus enemigos lo querían derribar, pero ahora tenía algo más que dinero: un talento sobrenatural capaz de doblegar corazones.
Y en ese instante, mientras la brisa nocturna acariciaba su rostro, tomó una decisión:
—Si quieren guerra, la tendrán.
La luna iluminaba su silueta como si marcara el nacimiento de un nuevo titán en el mundo de los negocios, las artes y el poder.
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